miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Cuestión de ACTITUD!

Me hubiera gustado ser otra persona y no es que no me guste ser yo. Pero me hubiera gustado experimentar otras cosas. Desde muy pequeño fui a la iglesia, pero me aburría muy pronto; y no es por que no me gustara las clases sino que ya me sabia de memoria todas las historias para la clase de infantes. Durante la semana yo tomaba mi lección de infantes y la rellenaba por completo, a media semana había estudiado la lección toda, que supuestamente debería ser para tres meses. Cuando terminaba con la lección de infantes comenzaba con la de amiguitos. Así que nunca fui a las clases de escuela sabática que me correspondía siempre me adelante. Una vez fuimos a la iglesia de San Carlos, tenía unos 6 años, y me metí a la clase de Primarios y la maestra dijo: seguro en su iglesia no hay la clase de infantes, y me palmeó en la espalda. Lo único que pensé fue: pobre maestra, no sabe quien soy. Así fue que a la edad de 14 años ya dirigía una clase de escuela sabática de jóvenes. Con mi lección de Maestros en mano me deleitaba enseñando a muchachos mayores que yo.
Sin embargo, durante todo ese tiempo se sentía vacío, como si algo me faltara en la vida. Bueno en realidad me faltaban muchas cosas, pero lo que me faltaba no estaba en una tienda de electrodomésticos o de abarrotes sino era algo, un vacío en mi pequeño ser.
Siempre escuchaba los testimonios de otras personas mostrando su alegría porque el Señor Dios todopoderoso YHWH (aquí se lee Adonai) los había cambiado. Siempre envidié esa experiencia.
Cuando salía a predicar parecía que me faltaba poder, ustedes saben, esa autoridad que proviene sólo de Cristo. Me gustaba ir a las programas de JA, sentarme y ver lo que hacía y anotar en un papelito las cosas que me desagradaban y cuando tenía oportunidad soltaba mis dardos con una puntería muy bien afinada. Un día mientras soltaba mis dardos mi prof. Dino me dijo: la cosa no es ir de iglesia en iglesia hablando diciéndoles lo que está bien o lo que está mal, la nota musical está en que tú hagas la diferencia. Cómo puedes decir que ese programa de jóvenes no pasa nada si tú no has hecho nada.
Café cargado para Pablo Fernández, que ese día aprendió su lección. Desde ese día comencé a meterme más en los asuntos de la iglesia. A participar de los programas y a involucrarme en todas las actividades. Pos sino salió bien, por lo menos lo intentamos
El panorama del sábado cambió. Ya no le veía más como un club social sino como el día en que Pablo se destapa y hace lo mejor por su iglesia. Fue tanto así que hasta comencé a cantar, créanlo , alguna vez cante. Junto a unos amigos duchos en la música conformamos un grupo de rock cristiano. Comenzamos a practicar y a cantar en la iglesia. Ya no recuerdo bien el nombre que teníamos, creo que era NAF, sí era NAF. Lo saqué de un grupo evangélico que se llamaba Naf Jake pero no tenía ni idea que significaba y fueron los muchachos de la banda que le dieron el significado: Nunca Abandones tu Fe. Fueron momentos y días maravillosos.
Pero aun así la vacuidad, la Nada rodeaba mi ser y lo estremecía. Era como la NADA de la peli Historia sin fin.
Han pasado los años, me volví a bautizar, participé de innumerables santas cenas. Pero nada había cambiado.
Y ahora me enfrento a una pregunta que me estremece, me perturba, mi inquieta, It make me feel so sad: ¿qué hacer para que mis sábados yo me pueda deleitar en el Señor (Sal. 37:4)? La cuestión es fácil de responder. Como adventistas sabemos la teoría completa de cómo guardar el sábado, los consejos tales como no hacer lo que queramos en el sábado, ayudar a otras personas, dar estudios bíblicos, visitar asilos y cárceles y cosas por el estilo. Pero para poder deleitarnos en el Señor durante el día sábado debemos en primer lugar prepararnos toda la semana estudiando y entendiendo la lección de la escuela sabática, leyendo los matinales y el año bíblico y si somos afortunados leyendo la Revista Adventista y Adventist World. Siendo fieles al Señor en la devolución de nuestros diezmos y ofrendas. Haciendo estas cosas el sábado será muy diferente.
Pero en realidad todas estás cosas están sujetas a nuestros propio ser. Para muchas personas el viernes por la tarde es un dolor de cabeza, especialmente para las madres que tienen que preparar a los niños, bañarlos, planchar la ropa y cosas por el estilo. Para los muchachos se convierte en la oportunidad perfecta para conocer a la hija de pastor que acaba de mudarse a la ciudad. Para los diáconos, es el día de la revancha; el sábado es la oportunidad que ellos esperan para jalarle las orejas al hijo malcriado del pastor o del anciano. Para los ancianos es la oportunidad de sentirse con el poder en las manos, ese poder que se les escapa de las manos durante la semana, porque en casa con expertos en TLC (Trapean, Lavan y Cocina), pero en la iglesia son los señores dueños de la iglesia, oportunidad para chancar al pastor en la junta de iglesia. Para los jóvenes es el día de hacer un programa JA como a ellos les gusta: ameno y muy entretenido.
Cada vez que veo esas actitudes en la iglesia me digo a mí mismo: Pablo, mejor hubieras ido a la otra iglesia donde están tu cuates y me respondo: pos si carnal, pero ya tamos aquí y que se le va a hacer, hay que echarle palante.
Siempre lo he dicho en mi iglesia de practica y lo repetí en cada oportunidad que tuve y ahora se lo digo a ustedes: “si van a ir y/o asistir a la iglesia porque tengo que ir, mejor quédate en tu casa, si vas a ir a la iglesia porque no tienes nada mejor que hacer quedáte che, quedáte en tu casa y no nos jo… nuestro día, que aquí vos estas sobrando, si vas a ir a la iglesia porque te estas vengando de tu papá o cumpliendo con tus amenazas, quédate en tu casita. Podemos prescindir de tu presencia, no te necesitamos ocupando nuestras bancas, porque el lugar que tú estás ocupando bien podría ser para una visita”. Vienen a la iglesia como si fueran militares, o lo que es más común aun: llegan todos/as bien arregladitos/as buscan una buena butaca o buscan el lugar donde están sus amigotes y se sientan juntos y toda la mañana la iglesia se convirtió, para ellos: el Centro de Convenciones Sálvese quién pueda, pero yo me llevo a mis amigos conmigo al mismito infierno.
Es cuestión de actitud. Si vas a la iglesia y te desparramas en la banca de tu preferencia y dices: ¡ah! La misma vaina de siempre, pos sí, para ti será la misma vaina. Es cuestión de ver las cosas con los ojos de Dios y no con los nuestros que fallan y que necesitan vidrio de botella chelera para ver. Nuestra actitud en la adoración juega un papel importante. Es nuestra actitud es la que hace de nuestro sábado diferente.
¡Joder*! ¿Cuál es la razón por la que nos reunimos los sábados? Algunos dirán: para cantar toda la santa mañana, estudiar la lección de escuela sabática porque no la estudié durante la semana, para escuchar el sermón del ese hermanito que hace dormir a todos en los primeros 5 segundos, para vacilarme haciendo tontería y media en JA. Si tus razones para ir a la iglesia el sábado se aproximan a una de estas, una buena santa cena no te caería mal.
Vamos a la iglesia no a estudiar la lección de escuela sabática sino a compartir lo que el Señor YHWH hizo en nuestras vidas a través del tema estudiado a diario, no a escuchar al hermanito Diasepan sino a escuchar la Palabra de Dios que es viva y eficaz (Heb. 4:12). No a participar de un programa de JA llena de vanidades sino a ayudar a que esos programas le den identidad a nuestros jóvenes. Los JA deben estar preocupados en la historia de nuestra iglesia, en su doctrina, en su misión y visión.
Nuestra actitud es la medida de cómo se ven las cosas cada sábado. Si no te gusta como están las cosas es tiempo de callar y comenzar a actuar. La actitud que tengas en tú iglesia hace la diferencia.
La iglesia necesita jóvenes que hagan locuras, locuras santas. ¡Cambia tu actitud, deja de ser el mediocre que se sienta en la bancas de la iglesia y actúa! ¡Cambia y toma el control y has las cosas diferentes!
Porque todo, digo TODO, tal vez no me dejo entender así que lo repetiré una vez más: TODO, TODO ES POSIBLE CON CRISTO. SI DIOS ESTÁ CON NOSOTROS ¿Quién contra nosotros? Órale manito, pos dime quién contra nosotros; no one, no body, nothing. Pues te aseguro que no hay nadie quien pueda prevalecer contra ti si le rindes a Dios, a Adornai Sebaot, al GRAN YO SOY, a YHWH JIRE, a EMMANUEL.
CAMBIA Y APUESTA POR EL SEÑOR DIOS DE ISRAEL.

Con el hígado y con el corazón en mis manos espero que cambies y que hagas la diferencia en la iglesia en la que estas. Que cambies esa actitud absurda por una con real sentido de adoración.

Paulos, el mismo de siempre.
Paulos Juios tou Theou.

*Aquí se esta usando una interjección para expresar enfado, irritación, asombro, etc.. Para una mayor discusión ver/y/o revisar la RAE. (http://buscon.rae.es/draeI/)

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