sábado, 14 de febrero de 2009

14 de Febrero

Días como este son únicos. No sólo por el hecho de que no hay otro 14 de febrero en el año sino porque en este día está rodeado de buenos deseos, amor, de regalos, de valentía, locuras, de pasión y muchos otros sentimientos que llenan el ser de la mayoría de personas en el mundo. También están los sentimientos de soledad, de tristeza, de nostalgia y de muerte.
Durante mi corta vida he visto de todo. En este día las personas se casan, se declaran y juran amor eterno. En esté día las habitaciones de los hoteles resuenan con suspiros y gemidos de parejas que para sellar su eterno amor no encontraron mejor método que el mantener relaciones sexuales. En este día las personas olvidan el fondo de las cosas y se enfocan en la forma. No les interesa las razones, les interesa las respuestas.
En mi recorrido por la vida, mientras caminaba buscando las huellas de mis ancestros, he participado en innumerables cenas que fueron organizadas para conmemorar el Día de San Valentín o el Día del Amor y de la amistad. Sin embargo es en días festivos como este que he visto cometer a las personas las más grandes atrocidades. En las cenas en las que participe se hicieron juegos y concursos, se comió de todo, reímos hasta el punto de llorar y con una bebida en la mano brindamos por el Amor y por la Amistad.
Recuerdo una cena en la que se hizo un desfile de modas, pero no se parecía a nada que se haya visto antes sobre las pasarelas; los muchachos de la iglesia se vistieron de la manera más huachafa y caminaron de manera muy jocosa. Deseo confesar que me divertí mucho y reí con ellos hasta el punto que me desbaraté sobre el suelo y seguí riendo. Ustedes ya me conocen. Hubieron otras cenas que fueron muy formales, llenas de romanticismo y música suave, sí, fueron momentos en que todo ser parecía volar sobre las alas del amor, parecía que todos los elementos se desvanecieran e hicieran el música.
Hubo todo tipo de cosas vividas en festividades como estas.
Pero debo decir que no fueron correctas esas actitudes. Porque ahora, en los días en que vivimos ya nadie reacuerda a San Valentín y lo que él hizo, ya nadie recuerda el significado de la palabra Amor. Han mezclado conceptos superfluos con principios eternos. A las personas que celebran este día si se les preguntara: ¿qué es amor? La mayoría, por no decir todos, dirían que es un sentimiento maravilloso que te llena, es sentir a las mariposas que revolotean en el estomago, el mayor sentimiento que te hace hacer cosas extraordinarias, cosas por el estilo. Y si preguntáramos: ¿quién es San Valentín? Creo que nadie respondería a esta pregunta de la manera correcta.
Lo cierto es que en nuestros días a las personas que nos rodean ya no les interesa las cosas superiores o que tengan real sentido, sólo les interesa pasarla bien, pescar a alguna pollita y disfrutar un buen día y si ese día acaba en el hotel, fue un gol de media cancha.
El amor, esa palabra que día a día pierde su valor, palabra trillada, no es un sentimiento. Los sentimientos son fluctuantes, son un constante vaivén, son con las olas del mar que van y vienen pero nunca se detienen, los sentimientos no son constantes, los sentimientos no son duraderos, los sentimientos cambian con cada situación de la vida. El amor no es así. Según la definición paulina del amor: el amor es benigno, es duradero, todo lo puede, todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.
Hay una gran diferencia entre el amor que la gente común entiende y el amor que la Biblia describe. El amor que la Biblia describe es tan profundo que es capaz de hacer el mayor de los sacrificios: dar nuestras vidas por nuestros amigos. Ese tipo de amor no se logra con sentimientos superfluos, sino con el amor que Dios nos ha otorgado en forma de principios eternos.
El amor tiene el poder de transformar a las personas y hacerlas mejores. El amor tiene sus momentos de locura pero actúa sobre la sólida base de la razón. El amor tiene todos sus sentidos puestos sobre el camino recto y claro de los principios divinos.
Eso es el amor, un principio eterno que jamás cambiará. Así permanecerá para siempre. El cielo y la tierra pasarán pero el amor jamás pasará porque el amor es la misma esencia de Dios porque Dios es amor.
Ese amor trascendental que cambia a las personas y que tiene el poder de cambiar el mundo trabajó en el corazón de un medico norteamericano llamado Valentín. Este medicó trabajó a favor de las personas necesitadas transmitiendo ese mismo amor que transformó su vida, pero este noble ser no lo hacía una vez al año, lo hacía todos los días de su vida y dio su vida a favor de los que no tenían acceso a la salud.
El amor de Dios cambió la vida de Valentín al punto de escribir un hermoso poema que luego se transformó en uno de nuestros himnos que E. L. Maxwell arregló. Pero su mensaje certero muestra el gran amor que este hombre sentía por su salvador. Él describe que es un placer indecible, profundo, eternal al contemplar a Cristo su amado salvador:

“I love Thee, I love Thee,
I love Thee, my Lord;
I love Thee, my Savior.
I love Thee, my God.
I love Thee, I love Thee, and that Thou dost know;
But how much I love Thee my actions will show.”
(Himnario Adventista # 144)

El verdadero amor hizo de este hombre una persona que trascendió en el tiempo y que hasta ahora se lo recuerda aunque es una verdadera lástima que no se recuerde lo que él hizo sino sólo el día como la perfecta excusa de amar.
El verdadero amor es el amor que proviene de una relación sana con un estrecha relación con el Creador del universo, con el ser que es amor y que tiene amor a montones para compartir con cada uno de nosotros.
El verdadero amor no debe ser encerrado sólo a días como este, el verdadero amor debe desbordarse en nosotros todos los días de nuestras vida, en todas las etapas de nuestro ser, en cada uno de los rincones de nuestra casa debe haber racimos llenos de amor.
Como seguidores de un ser que está lleno de amor, es decir Cristo, debemos hacer la diferencia, debemos dar a conocer el amor que ellos no conocen. El amor de Cristo nos obliga a dar amor a todos los seres que se mueven sobre la faz de la tierra. ¡Amémonos unos a otros! Y cada vez que podamos decirles a las personas que amamos que las amamos hagámoslo porque ciertamente llegará un día en que podremos hacerlo y será demasiado tarde para arrepentirse.
Dios es amor y su ley es amor y su carácter es amor y nos redime porque nos ama.

Con amor fraterno:
Paulos, el mismo de siempre.
Paulos Juios tou Theou

miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Cuestión de ACTITUD!

Me hubiera gustado ser otra persona y no es que no me guste ser yo. Pero me hubiera gustado experimentar otras cosas. Desde muy pequeño fui a la iglesia, pero me aburría muy pronto; y no es por que no me gustara las clases sino que ya me sabia de memoria todas las historias para la clase de infantes. Durante la semana yo tomaba mi lección de infantes y la rellenaba por completo, a media semana había estudiado la lección toda, que supuestamente debería ser para tres meses. Cuando terminaba con la lección de infantes comenzaba con la de amiguitos. Así que nunca fui a las clases de escuela sabática que me correspondía siempre me adelante. Una vez fuimos a la iglesia de San Carlos, tenía unos 6 años, y me metí a la clase de Primarios y la maestra dijo: seguro en su iglesia no hay la clase de infantes, y me palmeó en la espalda. Lo único que pensé fue: pobre maestra, no sabe quien soy. Así fue que a la edad de 14 años ya dirigía una clase de escuela sabática de jóvenes. Con mi lección de Maestros en mano me deleitaba enseñando a muchachos mayores que yo.
Sin embargo, durante todo ese tiempo se sentía vacío, como si algo me faltara en la vida. Bueno en realidad me faltaban muchas cosas, pero lo que me faltaba no estaba en una tienda de electrodomésticos o de abarrotes sino era algo, un vacío en mi pequeño ser.
Siempre escuchaba los testimonios de otras personas mostrando su alegría porque el Señor Dios todopoderoso YHWH (aquí se lee Adonai) los había cambiado. Siempre envidié esa experiencia.
Cuando salía a predicar parecía que me faltaba poder, ustedes saben, esa autoridad que proviene sólo de Cristo. Me gustaba ir a las programas de JA, sentarme y ver lo que hacía y anotar en un papelito las cosas que me desagradaban y cuando tenía oportunidad soltaba mis dardos con una puntería muy bien afinada. Un día mientras soltaba mis dardos mi prof. Dino me dijo: la cosa no es ir de iglesia en iglesia hablando diciéndoles lo que está bien o lo que está mal, la nota musical está en que tú hagas la diferencia. Cómo puedes decir que ese programa de jóvenes no pasa nada si tú no has hecho nada.
Café cargado para Pablo Fernández, que ese día aprendió su lección. Desde ese día comencé a meterme más en los asuntos de la iglesia. A participar de los programas y a involucrarme en todas las actividades. Pos sino salió bien, por lo menos lo intentamos
El panorama del sábado cambió. Ya no le veía más como un club social sino como el día en que Pablo se destapa y hace lo mejor por su iglesia. Fue tanto así que hasta comencé a cantar, créanlo , alguna vez cante. Junto a unos amigos duchos en la música conformamos un grupo de rock cristiano. Comenzamos a practicar y a cantar en la iglesia. Ya no recuerdo bien el nombre que teníamos, creo que era NAF, sí era NAF. Lo saqué de un grupo evangélico que se llamaba Naf Jake pero no tenía ni idea que significaba y fueron los muchachos de la banda que le dieron el significado: Nunca Abandones tu Fe. Fueron momentos y días maravillosos.
Pero aun así la vacuidad, la Nada rodeaba mi ser y lo estremecía. Era como la NADA de la peli Historia sin fin.
Han pasado los años, me volví a bautizar, participé de innumerables santas cenas. Pero nada había cambiado.
Y ahora me enfrento a una pregunta que me estremece, me perturba, mi inquieta, It make me feel so sad: ¿qué hacer para que mis sábados yo me pueda deleitar en el Señor (Sal. 37:4)? La cuestión es fácil de responder. Como adventistas sabemos la teoría completa de cómo guardar el sábado, los consejos tales como no hacer lo que queramos en el sábado, ayudar a otras personas, dar estudios bíblicos, visitar asilos y cárceles y cosas por el estilo. Pero para poder deleitarnos en el Señor durante el día sábado debemos en primer lugar prepararnos toda la semana estudiando y entendiendo la lección de la escuela sabática, leyendo los matinales y el año bíblico y si somos afortunados leyendo la Revista Adventista y Adventist World. Siendo fieles al Señor en la devolución de nuestros diezmos y ofrendas. Haciendo estas cosas el sábado será muy diferente.
Pero en realidad todas estás cosas están sujetas a nuestros propio ser. Para muchas personas el viernes por la tarde es un dolor de cabeza, especialmente para las madres que tienen que preparar a los niños, bañarlos, planchar la ropa y cosas por el estilo. Para los muchachos se convierte en la oportunidad perfecta para conocer a la hija de pastor que acaba de mudarse a la ciudad. Para los diáconos, es el día de la revancha; el sábado es la oportunidad que ellos esperan para jalarle las orejas al hijo malcriado del pastor o del anciano. Para los ancianos es la oportunidad de sentirse con el poder en las manos, ese poder que se les escapa de las manos durante la semana, porque en casa con expertos en TLC (Trapean, Lavan y Cocina), pero en la iglesia son los señores dueños de la iglesia, oportunidad para chancar al pastor en la junta de iglesia. Para los jóvenes es el día de hacer un programa JA como a ellos les gusta: ameno y muy entretenido.
Cada vez que veo esas actitudes en la iglesia me digo a mí mismo: Pablo, mejor hubieras ido a la otra iglesia donde están tu cuates y me respondo: pos si carnal, pero ya tamos aquí y que se le va a hacer, hay que echarle palante.
Siempre lo he dicho en mi iglesia de practica y lo repetí en cada oportunidad que tuve y ahora se lo digo a ustedes: “si van a ir y/o asistir a la iglesia porque tengo que ir, mejor quédate en tu casa, si vas a ir a la iglesia porque no tienes nada mejor que hacer quedáte che, quedáte en tu casa y no nos jo… nuestro día, que aquí vos estas sobrando, si vas a ir a la iglesia porque te estas vengando de tu papá o cumpliendo con tus amenazas, quédate en tu casita. Podemos prescindir de tu presencia, no te necesitamos ocupando nuestras bancas, porque el lugar que tú estás ocupando bien podría ser para una visita”. Vienen a la iglesia como si fueran militares, o lo que es más común aun: llegan todos/as bien arregladitos/as buscan una buena butaca o buscan el lugar donde están sus amigotes y se sientan juntos y toda la mañana la iglesia se convirtió, para ellos: el Centro de Convenciones Sálvese quién pueda, pero yo me llevo a mis amigos conmigo al mismito infierno.
Es cuestión de actitud. Si vas a la iglesia y te desparramas en la banca de tu preferencia y dices: ¡ah! La misma vaina de siempre, pos sí, para ti será la misma vaina. Es cuestión de ver las cosas con los ojos de Dios y no con los nuestros que fallan y que necesitan vidrio de botella chelera para ver. Nuestra actitud en la adoración juega un papel importante. Es nuestra actitud es la que hace de nuestro sábado diferente.
¡Joder*! ¿Cuál es la razón por la que nos reunimos los sábados? Algunos dirán: para cantar toda la santa mañana, estudiar la lección de escuela sabática porque no la estudié durante la semana, para escuchar el sermón del ese hermanito que hace dormir a todos en los primeros 5 segundos, para vacilarme haciendo tontería y media en JA. Si tus razones para ir a la iglesia el sábado se aproximan a una de estas, una buena santa cena no te caería mal.
Vamos a la iglesia no a estudiar la lección de escuela sabática sino a compartir lo que el Señor YHWH hizo en nuestras vidas a través del tema estudiado a diario, no a escuchar al hermanito Diasepan sino a escuchar la Palabra de Dios que es viva y eficaz (Heb. 4:12). No a participar de un programa de JA llena de vanidades sino a ayudar a que esos programas le den identidad a nuestros jóvenes. Los JA deben estar preocupados en la historia de nuestra iglesia, en su doctrina, en su misión y visión.
Nuestra actitud es la medida de cómo se ven las cosas cada sábado. Si no te gusta como están las cosas es tiempo de callar y comenzar a actuar. La actitud que tengas en tú iglesia hace la diferencia.
La iglesia necesita jóvenes que hagan locuras, locuras santas. ¡Cambia tu actitud, deja de ser el mediocre que se sienta en la bancas de la iglesia y actúa! ¡Cambia y toma el control y has las cosas diferentes!
Porque todo, digo TODO, tal vez no me dejo entender así que lo repetiré una vez más: TODO, TODO ES POSIBLE CON CRISTO. SI DIOS ESTÁ CON NOSOTROS ¿Quién contra nosotros? Órale manito, pos dime quién contra nosotros; no one, no body, nothing. Pues te aseguro que no hay nadie quien pueda prevalecer contra ti si le rindes a Dios, a Adornai Sebaot, al GRAN YO SOY, a YHWH JIRE, a EMMANUEL.
CAMBIA Y APUESTA POR EL SEÑOR DIOS DE ISRAEL.

Con el hígado y con el corazón en mis manos espero que cambies y que hagas la diferencia en la iglesia en la que estas. Que cambies esa actitud absurda por una con real sentido de adoración.

Paulos, el mismo de siempre.
Paulos Juios tou Theou.

*Aquí se esta usando una interjección para expresar enfado, irritación, asombro, etc.. Para una mayor discusión ver/y/o revisar la RAE. (http://buscon.rae.es/draeI/)

PD: Escribe tus comentarios.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mayra se escribe con E

El pabellón D recientemente inaugurado recibía a mucho alumnos ese año. Alumnos deseos de llenar sus mentes con el pensamiento de los más renombrados pensadores del pasado, de los pensadores modernos y contemporáneos para que luego, en un mañana cercano, convertirse en los nuevos pensadores del mañana.
El segundo ciclo del 2005 regresaba a la UpeU para continuar con mis estudios teológicos.
Los primeros días fueron duros para mi. Tenía que adaptarme a un nuevo grupo de estudiantes, porque mis compañeros con los que comencé ya cursaban el segundo año, cada uno con sus particularidades y extravagancias. Fue ese año que conocí a mi muy querida y buena amia Mayra Cristina Requena Cabral. Recuerdo muy bien la primera vez que la vi. Me impactó. Su forma de ser alegre, libre, sin miedo a los demás y al futuro, desinhibida, soñadora, atrevida y con una sonrisa hermosa hicieron que yo quedara breathless.
Los dos grupos de Salud publica teníamos una reunión para coordinar el asunto de nuestro viaje de estudios. Me hubiera gustado que fuese eso: un viaje de estudios; pero nuestra facultad tenía en mente otros planes, ellos querían que vayamos a algún distrito misionero y apoyar en ese lugar como instructores bíblicos, vaya viaje de estudios.
Esa mañana en el salón, cuando la vi sentada en una de las carpetas en primera fila supe que something new, algo extraordinario estaba a punto de comenzar. Era y es una relajada.
Recuerdo que no llegamos a un buen acuerdo y las esperanzas de realizar nuestro viaje de estudio se estaban desplomando. No sé cómo pero de algún modo recibimos la propuesta de para ir a Ica, la iglesia iba a pagar el 50% de los viáticos, además nos daría hospedaje y alimentación. ¡Qué más podíamos pedir! Era justo lo que esperábamos. Pero había algo más necesitábamos: a un profesor que nos acompañara. Todos nuestros profesores estaban ocupados, cada uno tenía su propio grupo. Y del algún modo del cual no tengo ni idea convencieron al profesor José Edno Almeida Filho, profesor al que respeto mucho y a quien le debo mis conocimientos del hebreo y del griego, para que nos acompañara en nuestra aventura. Unos días después nos embarcábamos rumbo a Ica, la ciudad del rico vino, de la Guaca China, de los viñedos y también nos aguardaba el monstruo de Parcona .
Durante el viaje pudimos conocernos un poco mejor. Samuel se paso la mayor parte del viaje escuchando a Danilo Montero y especialmente la canción: Cantaré de tu amor. Recuerdo bien la canción porque es una de mis favoritas.
Fueron días inolvidables. Recuerdo que el sábado nos pidieron que hiciéramos el programa de jóvenes. Fue muy jocoso. Samuel quería cantar la canción que había venido escuchando todo el camino y yo le dije: No compare, tiene mucha guitarra eléctrica, hay mucha batería, mejor canta esta otra canción que es bien vacan: Cuando estoy en tu presencia – él me dijo que no se la sabía muy bien, le respondí que yo le iba a pasar la voz para que no se pierda en la pista. Pusimos la pista y desde detrás de las cortinas yo le dije: ¡ya! Y él comenzó a cantar. Pobre loco, terminó sudando. Literalmente, él salió mojadito. Se sacó la corbata y la puso a un lado. Me imagino que había padecido bastante y que esos 5 minutos fueron los más largos de su vida.
Luego hicimos un pequeños drama y por ahí había una nariz de claun y me la puse. Mi amia Mayra me pregunto: ¿eres sagitario, no? Yo le respondí que sí y replico así son los de sagitario. Fue una tarde única.
Pero eso no fue todo. El sábado por la noche todos los muchachos queríamos hacer algo juntos. No recuerdo bien que hicimos, no sé si deambulamos por las calles de la Tinguiña o que, pero lo cierto es que todos, incluyendo a Mayrita, terminamos en un solo cuarto. Eran alrededor de las 12 de la noche y no sabíamos a donde ir. Uno de los muchachos nos llevó a un cuarto que le habían ofrecido para que se quedara. Entramos al presunto recinto y había una cama, un colchón y un par de sillones. El cansancio estaba haciendo estragos en cada uno de nosotros así que cada uno se acomodó como pudo: Benites, el chinito empiernador, moralito y cholexis se apoderaron de la cama, Mayra del colchón y el suelazo, Jordan y yo chapamos nuestros sillones y así pasamos esa noche.
Durante mucho tiempo mi amia Mayra y yo caminamos juntos y compartimos muchas cosas. Le conté cosas que jamás conté a otros. Algunos de mis amigos me decían: oe verdad que le estas dando un serruchazo al David? – fuera de acá tío, Mayrex es mi amia. Y hablando de ese tema recuerdo que un día mientras estábamos en Ica, Mayra no tenía donde almorzar así que le dije: Mayra vamos a la casa del hermano Manuel, es pata. Al llegar a la casa del hermano y entrar con Mayra el hermano casi se atora con la comida y me miró un poco extrañado, yo lo note y en prima antes que se especulara más le dije a él y a su esposa: hermanos les presento a mi compañera de estudios. El hermano sonrió y me dijo: yo pensé que eras muy rápido. Nunca le comente algo de esto a ella pero es posible que se haya dado cuenta.
Los años han pasado y creo que nuestra amistad ha florecido y madurado. Creo que su compañía es irremplazable. Comparto con ella muchas cosas y la aprecio un montón. Se ha convertido en una de mis mejores amigas a la cual sin dudar puedo recurrir en busca de ayuda.
Mayra es un señorita muy inteligente, tiene sabiduría y sus ratos de locura. Es una señorita muy singular con un estilo único de hacer las cosas, de ver las cosas. Hace unas semanas atrás me deleité leyendo su exégesis y poniéndoles algunos comentarios a su excelente trabajo.
Hoy me la encontré en el Chat. Y me siento orgulloso de ser amigo de una extraordinaria y linda señorita como Mayra. Es muy difícil encontrar a alguien semejante, pues ella no tiene punto de comparación. Creo que Dios la engríe mucho porque no sólo le ha dado belleza sino que la ha dotado con el maravilloso don del canto y su primer álbum ya está listo para salir a la venta en los supermercados y kioscos de tu preferencia, también estarán en Wong y Metro de tu localidad. Y si deseas escucharla en vivo y en directo estará en la explana de tu iglesia local.
Me siento feliz por eso y algo envidioso, pero que le vamos a hacer, el que puede, puede, y el que aplaude. A mí me toco aplaudir, pero no lo hago desde mi butaca sino que me pongo en pie y la aplaudo a rabiar, porque en esta puesta en escena de nuestra amistad se ha ganado más de un Oscar: a mejor actriz, a mejor directora de Guión, a mejor fotografía, a mejor actriz de reparto, etc., etc., etc. Además YHWH obra en su vida de manera poderosa. Lo que él hizo y de cómo la ayudó para hacer sus sueños realidad: estudiar teología. Pero sé que mi buen Dios la acompaña siempre porque la fortalece cada día. Estudiar teología representa un gran reto, pero lo es más aun si eres una señorita. Sabiendo que el Perú ellas no gozarán de la aceptación total. Es un gran reto y yo la admiro porque sabiendo todas las limitaciones que nuestra cultura le impone, ella no ha desistido sino que sigue palante.
Es una señorita digna de seguir su ejemplo, alguien que encontró el amor y estoy muy contento por eso, pues ya era tiempo que la suerte le sonriera en ese aspecto. Porque yo sí creo en la suerte. Pero hoy deseo decirte amia que siento nostalgia y tristeza y no por que no me guste la idea de que seas feliz sino porque me hubiera gustado conocerte mejor y pasar más tiempo contigo. Nostalgia, porque recuerdo todas las cosas que hicimos juntos y que ya no hacemos más, nostalgia por que las cosas ya no son iguales. Las relaciones formales tienden a cambiar las cosas por más que uno se esfuerce en no cambiar pero siempre nos cambian. Tristeza, pero es una tristeza diferente es una tristeza alegre, es decir, uno se siente triste por que… es como que algo de ti se desprendiera, es el sentimiento que tienen los padres, los hermanos cuando ven a su ser querido realizándose en la vida pero que esa realización implica una pequeña separación, es como Cid y Diego viendo a Mani partir en busca de Ely para poder rehacer su vida, me veo diciendo: miren muchachos, nuestra Mayra ya ha crecido y va en busca de la felicidad.
Amia te deseo lo mejor. Deseo que los sueños, anhelos de tu corazón puedan hacerse realidad.
“Remember that I command you to be strong and brave. So don’t be afraid. The Lord your God will be with you everywhere you go. ” Please dear friend you must remember that you’ll never be alone. You had written about angels and it is true. God protect his daughter because He love you so much.
Y al final, todas estas palabras sólo han tratado de describir lo indescriptible porque Mayra, se escribe con E, con E de extraordinaria.

With real and true love, you crazy friend, Paulos: the same man, always.
Paulos juios tou Theu.

domingo, 8 de febrero de 2009

¿Quién es un adventista?

¿Quién es un adventista? Alguien que exalta la creación – I
Marco Terreros. Ediciones Teologika, XVIII, Nº 1, 2003

Hace unos días atrás mi hermana me llamó y me hizo preguntas acerca de la creación y la evolución. ¿Cómo conciliar la Biblia y la ciencia? ¿Son distintas? ¿Se contradicen? O se apoyan entre sí.
En las siguientes líneas compartiré en primer lugar el artículo del Dr. Marco Terrero quien escribe la revista Teologika patrocinada por nuestra facultad. Espero que les sea de gran ayuda, que puedan entender que el aceptar cualquier tipo de evolución se traduce en el más burdo rechazo de la creación, el poder infinito de Dios, el sacrificio de Cristo en nuestro lugar y nuestra salvación. Anhelo que Dios los guíe a toda la verdad.

“El nombre de adventista del séptimo día señala no sólo hacia el pasado sino también hacia el futuro; implica la aceptación de una misión y de un destino escatológicos. Cada una de las doctrinas de nuestra iglesia están basadas en la protología (estudio de las primeras cosas) afectan en gran medida nuestra escatología (estudio de los eventos del fin).”

Un adventista del séptimo día es alguien que tiene creencias “no negociables” relacionadas con la creación y acepta una creación “EX NIHILO” (creación a partir de la nada), reciente y literal, que percibe las implicaciones teológicas de negar creación tal como se describe en la Biblia y que proclama al mundo un Dios que es creador, sustentador, redentor de todo el universo.

I. Alguien que tiene creencias “no negociables” relacionadas con la creación

Casi todas las doctrinas de la IASD (28 en total)están conectadas con la creación pero sólo se mencionaran lagunas de ellas y creo que se las puede catalogar como las más significativas.
a. El advenimiento: Los adventistas esperamos el advenimiento (Tito 2:13), el advenimiento del creador de universo, Jesucristo, en quién todas las cosas fueron hechas, las que están en los cielos, las que están en la tierra, visibles e invisibles (Col. 1:16).
La Biblia es clara en afirmar que él que viene no es otro que el creador del mundo. Cristo es el fin y el nuevo inicio de este mundo. Cuando él venga todas las cosas serán restauradas y sólo Dios se reserva el derecho de admisión (Sal. 102: 25 - 27) por que él es justo. El asegunda venida Cristo iniciará un nuevo orden y lo hará bueno en gran manera (Gen. 1: 31).

b. El sábado: La creación es la demostración visible y tangible de quién es Dios; es una evidencia de Su poder, Su grandeza, y aun Su naturaleza divina (Rom. 1: 19 -20) y, aparte de la redención, es la más grande demostración de Su amor. Aún más, la creación provee el fundamento para la obra salvadora divina en el sentido de que la segunda no hubiera sido una realidad sin la primera. Creación y redención van de la mano. Un adventista del séptimo día es un creyente que cada semana de su vida celebra esos dos eventos. Celebra, en primer lugar, la creación de sí mismo/a, de sus congéneres, de toda forma viviente y del planeta en el que habita. En segundo lugar, cada sábado un adventista celebra la redención del pecado y su liberación de todo yugo, lo cual incluye la liberación de otras personas. El sábado es un símbolo apropiado en ambos casos. El santificar el sábado es una exaltación tan poderosa de Dios como el Señor de la vida que “si el sábado se hubiera santificado por siempre, jamás habría podido haber ni ateos ni idólatras”. Santificando el sábado un adventista testifica del amor de Dios por la humanidad demostrado desde la creación al darle a sus criaturas cada semana un día para descanso y compañerismo especial (Mar. 2:27). Al adorar a Dios cada sábado, cada adventista del séptimo día evidencia su convencimiento de que Dios es el originador de toda la vida existente y no ningún proceso evolutivo.

c. Jesucristo: En nuestro nombre denominacional, el término “adventista”, lejos de exaltar una doctrina, exalta a una persona: Jesucristo. Esperamos Su regreso. Es la persona que le da relevancia tanto al evento como a la creencia, y no al revés. Un adventista cree que Jesucristo fue un Agente activo en la creación (Jn. 1:1 – 2; Col. 1:15 – 26; Heb. 1:1 – 2) y que es Cristo el sustentador de toda Su creación (Col. 1:17; Heb. 1:3). Cree además que Cristo es creador y redentor, lo cual es muy importante porque en la hechura de cada nueva criatura dentro del proceso de redención, Jesucristo ejerce el mismo poder creador evidenciado en la creación del mundo (EFE. 4:20 – 24; 2:15; Col. 3:9 – 10). Cada criatura nacida de nuevo en el reino de Dios es renovada a la imagen y poder de Su Creador.
con la observancia del Sábado ocurre algo similar a lo que ocurre con la creencia en el advenimiento: el día es importante debido a la Persona a quien se adora y con quien se tiene comunión. El domingo no encierra el mismo significado como el día de culto para los adventistas porque ha sido designado como tal por una criatura humana; el sábado, por contraste, ha sido apartado (santificado) por el Creador. Adicionalmente, la observancia fiel del sábado semana tras semana, da testimonio de la constancia y permanencia del poder sustentador del creador.

d. Sola Scriptura: los adventistas del séptimo día apoyan el principio de la sola Scriptura, la Biblia como su propio intérprete y la Biblia sola como la base de todas las doctrinas. La Biblia encarna la revelación de Dios a la humanidad en forma escrita, y tanto el estudio de los fue la creación original como de la naturaleza en su estado actual necesitan ser interpretadas a la luz de la revelación de las Escrituras.

e. Fe: Un adventista es un creyente que acepta por fe los hechos y la historia de la creación. Ejerce fe porque no hay evidencias con las cuales sustentar sus convicciones. De hecho , una de esas convicciones es que, “Dios nunca nos pide que creamos sin darnos suficiente evidencia sobre el cual basa nuestra fe”. Para un adventista, el testimonio de la naturaleza misma acerca de su origen sobrenatural es convincente (Rom. 1:19 – 20) y como tal apela a su razón. Al mismo tiempo, sin embargo, un adventista es alguien que acepta que no es posible para las mente finitas el comprender plenamente las obras del Infinito, mucho menos una obra tan única en carácter como la creación.
La revelación de Dios, que da razón del origen de todas las cosas, es comprendida y aceptada por fe. Es por la fe que “entendemos que los mucho mundos fueron formados por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Heb. 11:3). Tal fe tiene un fundamento firme, la Palabra de Dios, la cual es confiable porque está basada en Su carácter, y Él es un Creador fiel (1 Ped. 4:19). Su fidelidad se hace evidente en la estabilidad de las leyes que rigen Su creación

Burdo legalismo sabático

Me desperté con sobresalto. Salí de mi habitación y me encontré con mi hermana a la cual me dirigí y le pregunté: ¿qué hora es? Con mucha tranquilidad me informó que eran las 5:30 p.m. de tarde. ¡Dios mío! ¡qué tarde es! – exclamé. Tomé mi camisa, mi Biblia, lápiz y papel y me dirigí a la iglesia más cercana, a saber: la Iglesia Central de La Era. Mis pasos apurados no se distrajeron ni un segundo en su camino a la iglesia; mi mente inquisitiva sólo pensaba en ocupar una buena butaca.
Al llegar a la iglesia, ese sábado de tarde, y entrando en ella saludé a un amigo o dos y luego de eso mis ojos escanearon el lugar con precisión admirable, a pesar de que sufro de miopía. Luego de unos pocos segundo encontré el lugar preciso y “bueno en gran manera”. Cumplía con las condiciones que una persona como yo siempre busca.
Era una butaca que estaba situada al lado izquierdo del pasadizo central, no con muchas sino pocas personas alrededor de ella. Una butaca solitaria como yo.
No tuve que ordenar a mis pies que se movieran sino que me forzaron a ir hasta ella. Me desplomé sobre con mucho estilo.
Sin prestar atención a lo que las personas que estaban dirigiendo el programa de Jóvenes Adventistas (JA) decían, abrí mi Biblia, una Nácar – Colunga que según mi profesor de lenguas semíticas, José Edno Almeida Filho, es una de las mejores traducciones, y me dispuse a continuar con mi lectura sabatina. Todos los sábados tengo por costumbre abstraerme en mi lectura bíblica sin importar lo que pase a mi alrededor o quien está predicando a menos que lo que se diga se de mi interés o me cautive la sapiencia del predicador. Ese sábado abrí mi Biblia en el libro de Mateo capítulo 10 y comencé con mi lectura y parecía que las voces de los congregados se iban disolviendo con el aire, iban desapareciendo de mi alrededor todos ellos, uno a uno. Cada vez que leía una palabra de mi Biblia, una persona desaparecía y mi mundo al que me abstraía se perfeccionaba cada vez más. Unos minutos después el pedazo de papel que tenía conmigo se iba llenando de preguntas y temas sugerentes para ser estudiado luego.
Llegó un momento en el que me vi sólo en medio de la iglesia leyendo mi Biblia, un mundo perfecto de lectura, y luego poco a poco comenzaron a volver a mi las voces de las personas que me rodeaban, comencé a verlos nuevamente, podía oír a las personas que dirigían JA y me comencé a preguntar que sucedía, que había interrumpido mi perfecto mundo de lectura. Me sentí aterrorizado. Es muy difícil sacarme de mi mundo de lectura una vez que inicio y ese sábado súbitamente algo rompió mi concentración y de golpe, sin aviso alguno, sin señal de alerta algo me sacó de mi mundo perfecto. Traté de aferrarme a él y leí unas líneas más pero no podía continuar. Comencé a buscar desesperado la respuesta. Mire hacia los cuatro vientos pero no hallé nada. Luego pensé que podría ser mi fiel amigo, aunque a veces inoportuno, celular. Tomé el celular y lo revisé. Le pregunté si él había causado en mi tal desconcentración – me respondió algo soñoliento que le repitiera la pregunta, angustiado le dije que sea sincero conmigo y confiese su traición. De un salto se puso en pie delante de mi y me presentó sus informes: llamadas perdidas: cero; mensajes entrantes: cero; notificaciones de asuntos pendientes, de aniversarios, de tipo organizacional y otros: cero. Me dijo con voz franca, sincera y firme que no había cometido ningún error. Ante tales pruebas lo dejé en paz y lo regresé a su lugar: el bolsillo izquierdo de mi pantalón.
A este punto, yo ya estaba muy perturbado. Sin esperanza y sin consuelo. De pronto oí una voz que venía mi mismo, mis oídos aguzaron sus ojos para poder detectar con exactitud su procedencia. Me informaron con rapidez que era mi cerebro. ¡qué absurdo! Mi cerebro no se puede traicionar así mismo, mi cerebro creó esa rutina sabática y todo lo que soy depende de él. Medité por un momento y con asombre tuve que aceptar que mi propio cerebro estaba en contra mía.
En esos momentos de profunda meditación mi cerebro me mostró unas cuantas imágenes en 3D que había preparado para mi. Las imágenes que vi golpearon mi ser con furia, con fuerza y con mucha razón.
Esas imágenes me hicieron recodar el incidente entre el fariseo y el publicano (Luc. 18:10). Y vi en mi a un fariseo. Pretendía saber mucho y no le daba importancia a las personas que salen al frente y hacen una gran labor. Los subestimé y tuve mi recompensa.
Muchas veces cometemos el error de subestimar a nuestros semejantes. Mi actitud era absurda. ¿ir a la iglesia para leer la Biblia y no escuchar lo que los hermanos de la iglesia dicen? Es absurdo. Esa tarde sonreí un poco. Por años critique a las personas que se sentaban en las bancas de la iglesia y no hacían otra cosa que calentarlas porque ni siquiera escuchaban lo que se decía desde la plataforma. Ahora, años más tarde me convertí en uno de ellos y sentí gran vergüenza.
Hace unas atrás un amigo me dijo: ¿para que van al iglesia? ¿para sentarse todo el santo día en plan H? sin hacer nada y escuchar como idiotas lo que otros dicen. Este amigo tiene mucha razón. Si vamos a la iglesia sólo por cumplir nuestros votos bautismales y por miedo al qué dirán, mejor es que no lo hagamos. Si vamos a la iglesia porque no hay otra cosa mejor que hacer en la casa por que no puedes ver la tele o jugar por que es sábado, mejor quedémonos en casa.
Hoy reflexiono sobre mi experiencia y mi actitud. El sábado fue hecho para podernos recordar el poder de YHWY al crear el universo entero con sólo su palabra y tomarse el tiempo para ensuciarse las manos y moldearnos del polvo de la tierra. El sábado nos muestra su inmensurable amor al enviar a su unigénito a morir en nuestro lugar: Cristo.
No podemos mancillar este día tan especial asistiendo a la iglesia sólo porque debemos cumplir con nuestros votos o por el qué dirán. Debemos tener en cuenta lo que Dios hizo a favor nuestro (Jn. 19: 28 – 30). Llenamos ese día especial con el más burdo legalismo lleno de formas cuadradas que no permiten que adoremos a Dios con la adoración que él se merece por ser le creador y redentor. Legalismo que se traducen en cultos que hacen de la adoración una carga pesada, una carga innecesaria. Debemos adorar a Dios con ayuda del Espíritu Santo y con verdad.
Cada una de nuestras actitudes cuentas, cada una de nuestras palabras cuentan, cada uno de nuestros pensamientos cuentan. Ir a la iglesia sólo por cumplir es el legalismo mas burdo que jamás se haya visto en la historia de la redención.
Ese sábado después de meditar un poco en lo que realmente significa el sábado cerré mi Biblia, dejé descansar mi lápiz, guardé el pedazo de papel con mis apuntes en mi bolsillo de mi camisa y me dispuse a escuchar y a ver y a disfrutar del programa de JA. Si mi cerebro no me hubiera traicionado me habría perdido un buen tema. Esa tarde se recordó un poco de nuestra historia eclesial, de cómo los pioneros de nuestra iglesia sufrieron el amargo chasco de 1844. La historia contada esa tarde penetró en mi ser llenándome de nostalgia y de esperanza. Es que somos una iglesia profética (Apoc. 10) con un fin profético (Apoc. 20: 7 – 15), con un triple mensaje profético (Apoc.14: 6 – 20) y no podemos quedarnos en legalismo absurdos. Debemos dar todo nuestro ser a la sublime y más excelsa misión que el mismo Cristo, el Mesías y Redentor, nos otorgo (Mat. 28:19).

PD: Dejen sus comentarios.

martes, 3 de febrero de 2009

The Call




Para Lulis

Regresaba a mi casa con una gran esperanza. La alegría desbordaba mi ser. Casi saltando. Había encontrado la solución a mis problemas académicos. Sólo tenía que presentar una solicitud y adjuntar unos documentos que yo tenía en mi casa.
Lo único que tenía que hacer era llevar todos esos documentos al día siguiente. Al llegar a casa le conté las buenas nuevas a mi madre que estaba en la cocina preparando el almuerzo. Nos alegramos juntos y el día soleado parecía que nos decía que todo iba a estar bien. Todo el ambiente en casa se lleno de esperanza y felicidad. Luego de unos minutos me dirigí a mi habitación. Me encaminé directamente a mi pequeño velador que es un viejo amigo que guarda todos mis secretos, tesoros y muchas cosas que nadie puede saber. Es un fiel compañero y muy buen confidente. Abrí el tercer cajón, donde guardo en fólderes todos mis documentos, y saqué el fólder en que con seguridad pensé que estaban esos documentos. Grande fue mi sorpresa al no encontrarlos. El sol dejó de brillar sobre mi, una brisa fría paso raudamente a mis espaldas y las hojas secas de mi jardín se arrastraron junto a ella. Me negué a creer que eso documentos no estaban donde los dejé. No iba a permitir que mi hermoso día se desvaneciera o se escurriera de entre mis manos.
Volví a dirigir mi mirada al tercer cajón de mi viejo amigo llamado velador y lo obligue a que me entregara los documentos que yo le había confiado, le arranqué de sus entrañas todos los fólderes pensando que me había traicionado. Los conté, estaban completos y luego me dirigí a la meza. Puse los fólderes sobre ella y uno a uno los torturé. Con una habilidad policial les interrogué por minutos interminables. Ninguno de ellos quiso decir palabra alguna en su defensa. Estaba ofuscado y con palabras amenazantes les dije que los despediría sino me entregaban a esos documentos que a estas alturas eran ya proscritos.
En medio de súplicas, de ruegos. Alguien levantó su voz en son de protesta. Exigí que me dijeran quién era aquel que se atrevió a protestar, pero todos callaron nuevamente.
Cuando me abalancé sobre ellos para darles su merecido castigo por su traición, el celular que yacía escondido en mi bolsillo izquierdo me detuvo y me informó que él fue quién levantó su voz de protesta y me con voz suplicante que los hizo para informarme que alguien deseaba comunicarse conmigo, le exigí que me dijera quién osaba llamarme y él tristemente me dijo que no lo sabía, me volvía a repetir una vez más que no lo sabía y suplico por piedad con voz temblorosa. Sin hacer caso a sus palabras lo tomé y casi estrangulándolo respondí la llamada con una voz diplomática, ese tono con el que suelo disimular todos mis sentimientos tratando de ocultar cualquier problema: alo, con quien hablo.
Una voz femenina respondió con una pregunta: ¿Pablo? Tardé unos segundos en reconocer la dulce voz, ese tomo que mezcla a la perfección dulzura, ternura y un ser guerrero. Era la voz de muy querida amia Lula. Una amia del cole con quien esporádicamente chateo.
Su llamada evocó en mi mente la canción “The call” de los BSB. Pero a diferencia de la tragedia que sufrió el joven de la canción para mi fue todo lo contrario. Deje los fólderes a un lado, que para ese momento estaban al borde del colapso. Todos esos sentimientos de amargura se alejaron de mi. Y fue como si todas esas nubes que habían cubierto mi ser, por no haber encontrado eso documentos, se alejaron de mi. La brisa fría se desvaneció. El sol volvió a brillar y nuevamente sentía su calor.
Conversamos por unos minutos y aunque sufrimos de ciertos cortes en la llamada pudimos conversar por un momento. Fue placentero escuchar la voz de mi amia.
Es que cuando somos adolescente dejamos pasar muchas cosas importantes y las tratamos como superfluas e insignificantes. No nos damos cuentas de lo frágil de nuestras vidas, de lo pasajera que es. No aprovechamos cada segundo de nuestra existencia.
Recuerdo bien las momentos vividos en el cole “el mantarito”. De las veces que con mis compañeros nos escapábamos del cole para ir al pimball o simplemente por salir de clases antes de tiempo. De sus viajes a los campamentos, y todo lo que sucedía en el buss. Molestando a los compañeros que se dormían, tomándoles fotos y un sin fin de cosas que los adolescentes nos inventamos para divertirnos. Y recuerdo que junto con un grupo de amigos inventamos una nueva bebida, el así llamado “pichicola”. Momentos imborrables de mi memoria.
Es que los recuerdos nos muestran que estamos vivos, son prueba de ello. Los amigos del cole siempre están en mi memoria muy presentes, ocupan una parte muy importante de mi vida. Y esa tarde cuando recibí la llamada de mi amia lula me alegró, cambió todo para mi.
Es que el ponerse en contacto con los amigos cambia nuestro mundo, nuestra manera de ver las cosas. Recuerdas a muchos de ellos en el salón de clases, en la canchita de fútbol, etc. Y siempre los recuerdo en escenas jocosas. Es que me gusta recordar esos momentos felices. Por que de ese modo puedo saber que los momentos de tensión, de tristeza, de preocupación, de amargura, etc., todas esas cosas son tan livianas al compararlas con esos minutos o talvez segundos de felicidad.
La felicidad. Un concepto que todo mundo quiere comprender y hacer de ella una realidad en sus vidas pero que es muy escurridiza. Y esto simplemente será de ese modo por toda la vida, sólo la buscaremos y por segundos la poseeremos. En la declaración de independencia de USA encuentro reflejada esta idea: “…la búsqueda de la felicidad”.
Mientras nuestros pies caminen la senda que nuestros ancestros caminaron sobre este planeta sólo podremos buscar la felicidad.
Hace mucho tiempo atrás un amigo mío me dio la respuesta a este problema. Si queremos tener la felicidad par siempre. Si deseamos vivir siendo felices por el resto de nuestras vidas sólo tenemos que hacer una cosa: rendir tu ser ante el amante salvador, Jesucristo.


Con mucho cariño para ti amia mía.
Paulos, el mismo de siempre.