sábado, 28 de marzo de 2009

Un Shabat Eterno

Muchas veces cuando leemos en la Biblia acerca del sábado y sus restricciones solemos decir que él sábado es un día lleno de restricciones: no puedes ver televisión, es decir encender tu tele y ver los programas que siempre miras, no puedes escuchar música secular porque es pecado, si eres una persona que te gusta moverte no puedes bailar porque es sábado, no puedes hacer trabajo alguno que no este relacionado con la iglesia, si te gusta el deporte no puedes jugar una pichanguita porque es sábado, y no, no, no, no. Cuando llega el sábado muchos adventistas inconcientemente o concientemente ven a este día como un gran NO HAGAS NADA.
Sin embargo hay una pregunta relevante que se debe hacer en cuanto a este asunto ¿cuál es el verdadero sentido del Shabat? Si leemos las restricciones que se dan en Éxodo 20 la lista es un poco más pequeña y a la vez específica: no debemos hacer ningún tipo de trabajo que no sea la voluntad de Dios y que esté en contra de la ley de Dios. Pero otra pregunta surge nuevamente ¿cuál es la voluntad de Dios para el sábado? ¿qué dice Su ley?
Cuando Cristo estuvo entre nosotros, con una vida completa dedicada a enseñarnos el verdadero significado del sábado, nos enseñó cómo debemos guardar el sábado que para esa época ya había perdido el sentido y los culpables de ellos fueron los fariseos, los escribas, los saduceos y todos los dirigentes del pueblo de Israel. Y esta actitud se puede entender a la luz de sus tres exilios que fueron causado por su desobediencia a la ley de Dios y el rechazo de Dios. Después que ellos reconstruyeron Jerusalén todos los judíos se volcaron sobre las leyes divinas y las hicieron tan estrictas que la ley de Dios, que se basa en el amor, llegó a ser una carga pesada. Para muestra un botón: si en el Shabat escribías dos letras juntas era trabajo y eras considerado un pecador, lo malo no era ser considerado pecador lo malo era que el transgredir el Shabat tenía la pena capital por lapidación. Otro ejemplo es que un judío no podía dar más de mil pasos en el Shabat, penado con la muerte, o encender fuego. El legalismo de los judíos fue tal que acusaron a los discípulos de Jesús de ser transgresores del Shabat; me imagino que ellos ya tenían sus piedras en las manos y no es por ser exagerado pero los judíos cuando iban a lapidar a alguien llevaban unos piedrones, eran algo sádicos, incluso podían cargan grandes rocas desde fuera de la ciudad. Los fariseos acusaban a Jesús y a sus discípulos de trabajar en el Shabat y cada vez que leo el pasaje río a carcajadas, los discípulos pasaban por un campo de trigo, tomaron unos cuantos granos, quitaron la cáscara y comieron, por hacer eso casi pierden la vida.
Ese tipo de restricciones son las que hicieron del Shabat un día pesado como se ha vuelto ahora. Felizmente que hoy nos persigue con un rocón para matarnos por transgredir el Shabat, ¡felizmente!
Si leen el post “cuestión de actitud” verán que es nuestra actitud frente a la vida la que cuenta. Si decidimos hacer del Shabat una delicia será así.
Hace un par de días me reuní con un par de amigos, nos consideramos herejes (en algún momento explicaré el verdadero significado de herejía). Siempre que nos encontramos en la biblioteca de la UPeU y conversamos de de muchas cosas, de teología, salud, sexualidad y cosas por el estilo. Pero lo que más nos gusta es hablar de temas que muchas no les importa.
Fue este Jueves que pasó y hablamos un poco acerca del sábado. Después de haber deliberado un poco en cuanto al Shabat nos dimos cuenta que muchas veces pasamos la semana esperando el sábado par liberarnos de las tareas comunes y en el Shabat nos sentimos descansados pero apenas acaba el sábado comenzamos nuevamente con las cosas comunes, es decir llegó el Shabat cantamos, oramos, predicamos, etc., pero sólo lo hacemos ese día. Cuando llega la noche comenzamos con la música secular, nos metemos en una cabina de Internet y comenzamos a chatear, los ludópatas se internan en los juegos de PC toda la noche y uno se pregunta ¿qué pasó? Sólo por que es sábado nos ponemos nuestro disfraz de Adventista o cristiano y luego que termina el día seguimos con la misma vaina, los días pasan con la monotonía de siempre y cuando llega el Shabat pensamos que vamos a la iglesia porque le estamos haciendo un favor a Dios. Leemos la Biblia lo más rápido que podemos, la lección de escuela sabática y todo lo hacemos como si fuéramos Flashman. Llega el Shabat y ni siquiera le pedimos permiso a Dios para entrar en el Shabat irrumpimos en Su día como si fuera nuestro y hacemos en él lo que queremos, a nuestra regalada gana. Y luego nos preguntamos ¿porqué me siento tan vacío? ¿porqué no veo cambios en mi?
Cuando terminamos de conversar eran cerca de las 9:30 pm una señorita que trabaja en la biblioteca se acercó a nuestra meza y nos dijo que estaban por cerrar la biblioteca. Concluimos nuestras conversaciones acerca del Shabat reflexionando en lo maravilloso que sería si hiciéramos de cada día un día de completa adoración a Dios. Si nos diéramos cuenta de que Dios nos ha dado un don tan maravilloso y nosotros desperdiciamos egoístamente en un día encerramos un concepto tan grande en un día y es por eso que no nos cabe. ¿ No se han dado cuenta que cuando Dios termina la creación y descansa en el séptimo día no se menciona la frase: “y fue la tarde y la mañana del día…”? hay una gran diferencia entre el entendimiento y el concepto de Dios en cuanto al Shabat y nuestro entendimiento y concepción del Shabat. Dios vive un Shabat eterno, los ángeles viven en un Shabat eterno, los seres que Dios ha creado en el todo el universo viven en un Shabat eterno: ¡un Shabat eterno! ¡qué maravilla! ¡cuán distinta sería nuestras vidas si viviéramos en un Shabat toda nuestra vida! Si revisamos la vida de Jesús, Dios hecho carne, nos daríamos cuenta que él vivió en un eterno Shabat porque sana, curaba, predicaba, libertaba, oraba, aconsejaba todos los días. Si nosotros hiciéramos eso viviríamos en un Shabat eterno y nuestras vidas serían las mejores de la tierra y seríamos felices. Es por eso que cuando Cristo oró por sus discípulos al Padre dijo: aunque ellos no son de este mundo no te pido que los quites de este mundo sino que los guardes. En definitiva todos los hijos de Dios no son de este mundo y debemos vivir a la altura de un hijo de Dios. Si dejamos nuestra vida en sus manos y lo adoramos todos lo días de nuestras vidas seríamos la LUZ QUE EL MUNDO NECESITA. Creo que si hiciéramos eso se cumpliría lo que un aciano cojo, medio ciego y pelado dijo: si comemos o bebemos o hacemos cualquier otra cosa, todo debe ser para la gloria de Dios.
¡HAGAMOS DE NUESTRA VIDA Y DE CADA UNO DE NUESTROS DÍAS UN SHABAT ETERNO PARA DIOS PARA NUESTRO CREADOR Y REDENTOR!
Hoy trataré de hacer de mi vida y de cada uno de mis días un Shabat eterno para mi Dios.
Hoy comenzaré a vivir por la fe.
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