martes, 25 de noviembre de 2008

Porqué me quité del vicio

No es por hacerles desaigre...
Es que ya no soy del vicio...
Astedes me lo perdonen,
pero es que hace más de cinco
años que no tomo copas,
onque ande con los amigos...
¿Que si no me cuadran?...¡Harto!
Pa' qué he di hacerme el santito;
si he sido rete borracho...
¡Como pocos lo haigan sido!
Perora sí ya no tomo,
¡manque me lleven lo pingos!

Dende antes que me casara
encomencé con el vicio,
y luego ya de casado,
también le tupí macizo...
¡Pobrecita de mi vieja!
¡Sempre tan guena conmigo...!
¡Por más que l'ice sufrir
nunca me perdió el cariño!
Era una santa la pobre
y yo con ella un endino.
Nomás porque no sofriera
llegué a quitarme del vicio,
pero poco duró el gusto...
la de malas se nos vino
y una noche redepente,
quedó com'un pajarito...
Dicen que jué el corazón...
¡Yo no sé lo que haiga sido!,
pero sento en la concencia
que jue mi vicio cochino
el qu'hizo que nos dejara
solitos a mí y a m'hijo,
un chilpayate de ocho años
que quedaba guerfanito
a l'edá en que hace más falta
¡la madre con su cariño!

Me sentí desesperado
de verme solo con m'hijo...
¡Pobrecita criatura!
¡Mal cuidado, mal vestido!
sempre solo... ricordando
al ángel que 'bía perdido...
Antonces pa' no pensar
golgí a darle al vicio
porque poniéndome chuco
me jallaba más tranquilo,
y cuando ya estaba briago
y casi juera de juicio
¡parece que mi dejunta
'taba allí junto conmigo!

Al salir del trabajo,
m'iba yo con los amigos.
Y aluego ya a medios chiles
mercaba yo harto refino,
y regresaba a mi casa
'onde mi aguardaba m'hijo.
Y allí...¡duro!, trago y trago
hasta ponerme bien pítimo...
¡Y aistaba la tarugada!
Ya indiantes les he dicho
luegito vía a mi vieja
que llegaba a hablar conmigo
y encomenzaba a decirme
cosas de mucho cariño,
y yo a contestar con ella
como si juera dialtiro,
cierto lo questaba viendo,
y en tan mientras que m'hijo
si abrazaba a mí asustado
diciéndome el pobre niño:
¿'Onde está mi mamacita?...
Dime 'onde está papacito...
¿Es verdá que ti está hablando?
¿Cómo yo no la deviso?...
"Pos qué no la ve, tarugo...
¡Vaya que li haga cariños!"
Y el pobrecito lloraba
y pelaba sus ojitos
buscando ritiasustado
a aquella a quien tanto quiso.

Una nochi, al rigresar
d'estarle dando al oficio,
llego y al abrir la puerta
¡Ay Jesús lo que deviso!
Hecho bolas sobre el suelo
'taba tirado m'hijo
risa y risa como un loco,
y pegando chicos gritos...
"¿Qué ti pasa?...¿Qué sucede?...
¿Te has guelto loco dialtiro?"...
Pero entonces, en la mesa
vide el frasco del refino
que yo 'bía dejado lleno,
enteramente vacío...
luego, luego me dí cuenta
y me puse retemuino;
¡Qui has hecho, izcuintle malvado!
¡Ya bebites el refino!...
¡Pa' qui aprendas a ser gueno
voy a romperte el hocico!...
Y aluego con harto susto...
que l'hizo volver al juicio,
y con una voz de angustia
que no he de olvidar, me dijo:
"No me pegues papacito,
jué por ver a mi mamita
como cuando habla contigo!
¡Jué pa' que ella me besara
y m'hiciera hartos cariños!...

Desde entonces ya no tomo,
onque ande con los amigos
No es por hacerles desaigre,
es que ya no soy del vicio...
Y cuando quiero rajarme
porque sento el gusanito
de tomarme una copa,
nomás mi acuerdo de m'hijo
y entonces si, ¡ ya no tomo
manque me lleven los pingos!...

La Guaja


Ven acá granuja
¿Dónde andas so guaja?
Hoy te mondo los huesos a palos,
no llores ni huyas por que no te escapas,
yo no sé lo que hacer ya contigo me tienes
muy harta,
a ti ya no te valen palabras, a ti ya no te valen
razones,
ni riñas, ni encierros, ni golpes, ni nada.

Te dije al marcharme:
levántate pronto y estira esos huesos
y dobla las mantas y enciende la lumbre
y arrima el puchero y enjuaga las ollas
y barra la casa.
Y vengo y me encuentro grandísimo pillo,
la lumbre sin brazas,
la puchera sin caldo ni prigue,
la vivienda peor que una cuadra,
la burra sin pienso,
las pilas sin agua.
¿Segaste la hierva?
¿Trajiste la paja?
¿Regaste los tiestos?
¿Cerniste la harina?
¿Clavaste la estaca?
¿Comió la cordera?
¿Bebió la lechona?
¿Cogiste los huevos?
¿Mudaste la cabra?
¡Hum!
¿Y a ti qué te importa?
¿para qué quieres cansarte?
Si aquí está la burra que todo te lo haga.

Te piensas granuja
que al estar tu madre hechita una negra
quemándose el alma,
mientras tu me malgastas el tiempo que da
más que lástima,
hecho un ropa suelta...
hecho un rajamantas...
por esas callejas detrás de los perros,
por esos regatos tirando a las ranas,
o cogiendo nidos en las zarzamoras,
que así estás de lindo grandísimo guaja.

¿Y ese siete tan guapo en la blusa?
¿Y esos pantalones tan llenos de manchas?
¡Hum!
¡Qué gorra más limpia!
¡qué medias tan majas!
¡qué pelos tan lindos!
qué cuello, qué puños, qué codos, ¡qué
mangas!
Yo no sé lo que hacer ya contigo, me tienes
muy harta.

De sobra conoces que somos solitos...
que ya no tenemos quien nos lo ganaba...
que la vida de toditos los pobres es vida de
lágrimas...
¡pero ni por esas!
a ti que te dejen roncando en la cama
y te pongan la mesa tres veces
y rueden los días y viva la holganza
¡súbete esos calzones so pillo!
¡átate esos zapatos so randa!
límpiate esos mocos, lávate esa cara
y vete ahora mismo donde no te vea
que me tienes, me tienes muy harta.

Te aseguro chiquitín,
te aseguro que esto te se acaba.
Endende mañana ¡a la cola del burro!
Conmigo a la plaza, conmigo al molino,
conmigo a la haza,
a sudar fatigas, a mojarte el alma,
ya verás las penitas que cuesta...
ya verás con que ahogo se gana este pan que
tan cómodamente a lo bobo,
¡a lo bobo te zampas!
y ahora ¡a la cama!, ¡a la cama!
La aurora se acerca espléndida, diáfana,
lentamente despliegan las nubes su manto de
escarcha,
la madre afanosa se tira del lecho
y sus toscos aperos prepara,
que ya espera más ruda que nunca la brega
diaria,
cariñosa y tierna se acerca hasta el lecho donde
el niño cándido,
tranquilo descansa,
un instante contempla amorosa su faz
sonrosada
y después...
con cariño ferviente dando un beso en sus
labios exclama:
¿Yo turbar este sueño tan dulce?
no fuera quien soy ni tubiera entrañas...
juega, brinca y destroza hijo mío...
¡tu madre lo gana!

Vicente Neira

lunes, 24 de noviembre de 2008

Zelotes


Movimiento político nacionalista en el Israel del siglo I fundado por Judas el Galileo poco después de nacer Jesús. El nombre, en hebreo qanaim, de קנא, "celar", el celo por Yahvé guardado por sus miembros (Números 25:10-11; 1Reyes 19:10).

Su objetivo era una Judea independiente del Imperio Romano mediante la lucha armada tal y como sucedió en la Gran Revuelta Judía del 66-73 durante la que tomaron control de Jerusalén hasta que la ciudad fue tomada por los romanos, que destruyeron el Templo, y tres años más tarde ocuparon la fortaleza de Masada, el último refugio zelote, tras el suicidio de sus defensores.

Los zelotes fueron la facción más radical del judaísmo de su época, enfrentándose frecuentemente a otras facciones como los fariseos o saduceos, a quienes acusaban de tener "celo por el dinero". El vocablo zelota ha pasado a ser sinónimo en varios idiomas de intransigencia o radicalismo militante.
Algunos historiadores los consideran como uno de los primeros grupos terroristas de la historia ya que utilizaban el homicidio de civiles que a su entender colaboraban con el gobierno romano, para disuadir a otros de hacer lo mismo. Dentro del movimiento zelota, una facción radicalizada conocida como los sicarios, se distinguió por su particular virulencia y sectarismo.

Judas el Galileo es mencionado como uno de sus líderes más relevantes y recordado por sus acciones en la época del primer censo en Judea, tal como figura en Hechos 5:37. En el Nuevo Testamento es conocido el capítulo en la que la libertad de Barrabás, quien podría ser un líder zelota preso, es preferida por una muchedumbre a la de Jesús de Nazaret, atestiguando la popularidad de dicho movimiento en su época.

Uno de los discípulos de Jesús, escogido por él como apóstol, provenía posiblemente de este movimiento, pues es designado inequívocamente como Simón el Celote en Lucas 6:15. Esta traducción que hace Lucas, ζηλωτην zelotei, contrasta con la trascripción griega καναναιον kananaion de Marcos y καναναιος kananaios Mateo, que obviamente se refieren al hebreo qanaim o al arameo kanán. Se ha especulado en cambio sin ninguna prueba, con que Judas Iscariote era "Judas el sicario". Sin embargo,en "El Testamento en Galilea de Nuestro Señor Jesucristo" evangelio apocrifo etíope, se menciona a Judas como zelota en el capítulo II versículo 12 se le reconoce como hijo de Simón el cananeo o el Canaita. El nombre de Iscariote sería nada más un apelativo derivado de ishi-karioth (hombre de la sica) el terrible puñal curvo de los sicarios.

Los Saduceos


Los saduceos (o zadokitas y otras variantes) - que pudieron haberse originado como un partido político – fue fundada en el Siglo II a. C. y cesó de existir en algún momento después del siglo I a. C. Se dice de sus rivales, los fariseos, que originaron en el mismo periodo, pero que sobrevivieron como las posteriores formas de Judaísmo Rabínico.
Su nombre en
hebreo fue tsedduqim, nombre que eligieron para indicar que eran seguidores de las enseñanzas del Sumo Sacerdote Zadoki, que ungió a Salomón rey durante la era del Primer Templo. Aunque pocos o ninguno de sus propios escritos se han preservado hasta hoy, parece que fueron un grupo de sacerdotes, asociados con el liderazgo del Templo de Jerusalén. Algunos dicen que no eran verdaderos descendientes del Sumo Sacerdote Zadoki, sino más bien los seguidores de otro Zadok que se rebeló contra su Maestro Rabínico.
La mayor parte de lo que conocemos sobre los saduceos es por
Flavio Josefo, que escribió que eran un grupo belicoso cuyos seguidores eran ricos y poderosos, y que les consideraba groseros en sus interacciones sociales. Sabemos algo de ellos por discusiones en el Talmud, el corazón del Judaísmo rabínico, que está basada en enseñanzas de Judaísmo farisaico.

Características

Los saduceos eran los miembros de la clase alta de la sociedad judía de esa época, por lo que todos los conquistadores buscaron su apoyo para poder someter al pueblo. Esta efectivamente era la política de estado de este grupo, es decir, eran los colaboracionistas, que se sometían al poder extranjero, ya sean griegos o romanos, y adoptaban sus modas y cultura, por lo que eran muy odiados por el grupo más extremista, los zelotes. Esta sumisión al poder les permitía tener los cargos públicos más importantes; el sumo sacerdote era miembro de este grupo, así como la aristocracia y los principales propietarios de tierras.
En la época en que vivió Jesús (s. I d.C) se encontraban muy reducidos en su poderío, ya que los romanos les habían quitado su poder político, y parte de su poder religioso (los romanos se reservaban el poder de elegir al sumo sacerdote); además, habían perdido su influencia religiosa ante el pueblo en manos de los fariseos. Casi todos ellos se encontraban residiendo en Jerusalén.

Creencias

Se considera que los saduceos negaban la inmortalidad del
alma, y bajo esta luz son tratados en el Nuevo Testamento debatiendo el asunto con Jesús, y que negaban la existencia de espíritus o ángeles.
Rechazaban la interpretación de la
Torah de los rabíes, y se los presenta habiendo negado que nada de la Biblia Hebrea, aparte de la Torah, tenía autoridad. Como la misma Torah, los saduceos son presentados interpretándola literal y rigurosamente en materias que cubre directamente, al mismo tiempo que rechazando las tradiciones rabínicas que mitigan los castigos más duros o intentan prevenir faltas no intencionadas.
Sin embargo hay evidencia de que hubo un cisma interno entre los llamados "saduceos" – algunos que rechazaban a los Ángeles, el Alma, la Resurrección – y algunos que aceptaban estas doctrinas y la Biblia Hebrea al completo.
Sostenían que Dios premiaba a los hombres buenos en vida, por lo que ellos, al ser ricos, eran el pueblo bueno. Su filosofía era materialista, liberal y mucho más mundana que la de los demás grupos.
En cuanto a los registros siguientes del Talmud, uno debe tener presente que las historias con respecto a los saduceos fueron escritas por un pueblo que que los derrotó, y pueden contener muchas inexactitudes.
Con respecto a la jurisdicción criminal, eran tan rígidos que el día en que su código fue abolido por el Sanedrín Farisaico bajo el liderazgo de
Simeon Ben Shetah, durante el reinado de Salome Alexandra, se celebró como una fiesta. Se dice que los saduceos insistieron en la ejecución literal de la ley de la venganza: "Ojo por ojo, diente por diente", que el judaísmo farisaico, y posteriormente el judaísmo rabínico, rechazaron. Por otro lado, no infligían la pena de muerte en testigos falsos en un caso donde la pena capital se hubiera llevado injustamente a cabo, a menos que el acusado hubiera sido ejecutado únicamente como consecuencia del testimonio de tales testigos.
Según el Talmud, otorgaban a la hija el mismo derecho de herencia que la hija del hijo en caso de que el hijo estuviera muerto.
De acuerdo con el Talmud, sostenían que las siete semanas desde la primera ofrenda de gavilla de cebada ("omer") hasta el
Shavuot (Pentecostés en la referencia cristiana) debían, según Lev.23:15-16, ser contados desde "el día después del sábado," y, consecuentemente, que el Shavuot siempre se debería celebrar en el primer día de la semana (Meg. Ta'an. i.; Men. 65a). En esto seguían la antigua concepción bíblica que considera la fiesta de los primogénitos sin conexión con la Pascua, mientras que los fariseos, conectando la fiesta del Éxodo con el festival de la entrega de la Ley, interpretaban el "el día después del sábado" como el segundo día de Pascua.
Con respecto a rituales en el Templo en Jerusalén:


  • Sostenían que los holocaustos diarios debían ser ofrecidos por el sumo sacerdote a su propia costa, mientras que los fariseos sostenían que debían ser provistos como un sacrificio nacional a costa del tesoro del Templo al que se pagaban impuestos.
  • Sostenían que la ofrenda de carne pertenecía a la porción del sacerdote; mientras que los fariseos lo reclamaban para el altar.
  • Insistían en un grado especialmente alto de pureza en aquellos que oficiaban en la preparación de las cenizas de la Novilla Roja. Los fariseos, por el contrario, se oponían a tal severidad.
  • Declaraban que el encendido del incienso en la nave con que el sumo sacerdote entraba el Santo de Santo en el Día de la Expiación debía suceder afuera, para que estuviera envuelto en el humo al encontrarse con el Shekhinah dentro, según Lev. xvi. 2; mientras que los fariseos, negando al sumo sacerdote la alegación de tal visión sobrenatural, insistían en que el incienso fuera encendido dentro.
  • Se oponían a la festividad popular de la libación de agua y la procesión precediendo la misma cada noche del banquete de Sukkot.
  • Se oponían a la afirmación farisaica de que los rollos de las Sagradas Escrituras tuvieran, como cualquier vasija santa, el poder de rendir ritualmente impuras (tabú) las manos de los que las tocaran.
  • Se oponían a la idea farisaica del eruv, la unión de varias zonas privadas en una para poder llevar comida y vasijas de una casa a otra en sábado.
  • Al fechar todos los documentos civiles usaban la frase "después del sumo sacerdote del Altísimo," y se oponían a la fórmula introducida por los fariseos en documentos de divorcio, "Según la ley de Moisés e Israel".
  • Muchos eruditos creen que el libro Apócrifo de Sirach fue escrito por un saduceo.

Fiabilidad de alegaciones

Ninguno de los escritos que tenemos acerca de los saduceos presenta su propia versión de estas controversias, y es posible que las posiciones atribuidas a los "saduceos" en la literatura posterior sean concebidas como contrastes
retoricos para la opinión que el autor quiera presentar, y no representen de hecho las enseñanzas de la secta. Siendo estrechamente asociados al Templo en Jerusalén, después que el Templo fue destruido en el año 70 los saduceos desaparecen de la historia como grupo.
Hay, sin embargo, alguna evidencia que los saduceos sobrevivieron como grupo minoritario dentro del Judaísmo hasta la
alta edad media. En refutaciones de creencias saduceas, Karaite Sages tales como Ya'akov al-Qirqisani citó uno de sus textos, que se llamó Sefer Zadok. Las traducciones al inglés de algunos de estas citas se pueden encontrar en "Rise of the Karaite sect" (Alzamiento de la secta de Karaite), de Zvi Cahn.

El origen legendario

Josephus no relata nada con respecto al origen de los saduces; él sabe sólo que las tres "sectas" — los fariseos,
esenios, y saduceos — de "tiempos muy antiguos" (Ant. Xviii. 1, § 2), que apuntan a un tiempo antes de John Hyrcanus (ib. xiii. 8, 6) o la guerra de los nacabeos (ib. xiii. 5, 9).
Entre los rabinos del
siglo II circuló la siguiente leyenda: Antigonus de Soko, el sucesor de Simeón el Justo, el último de los Hombres de la Gran Asamblea, y por tanto viviendo en el tiempo del influjo de ideas Helenistas, enseñó la máxima, "No seáis como sirvientes que sirven a su maestro por una recompensa, sino como los que sirven sin pensar en recibir una recompensa" (Avot 1:3); después de lo cual dos de sus discípulos, Zadok y Boethus, confundiendo el alto significado ético de la máxima, llegaron a la conclusión de que no había futura recompensa, diciendo, "¿Qué sirviente trabajaría todo el día sin obtener su recompensa debida por la tarde?" Instantáneamente se separaron de la Ley y vivieron en gran lujo, utilizando muchas vasijas de plata y oro en sus banquetes; y establecieron escuelas que declaraban el disfrute de esta vida como la meta del hombre, compadeciéndose al mismo tiempo a los fariseos por su privación amarga en este mundo sin ninguna esperanza en otro mundo para compensarlos. Estas dos escuelas se llamaron, tomando sus nombres de sus fundadores, saduceos y betusianos.

Nuevo Testamento / escrituras griegas

Los saduceos son mencionados en el
Nuevo Testamento/Escrituras griegas de la Biblia cristiana. El Evangelio de Mateo indica que los saduceos no creían en la resurrección de los muertos. Matheo 22:29, 31-32 dice:
29 En contestación
Jesús les dijo: “Estáis equivocados, porque no sabéis ni de las Escrituras ni del poder de Dios. 31 En cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no leísteis lo que se os habló por Dios, diciendo, 32 ‘Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'? El es el Dios, no de los muertos, sino de los vivos.”
Los
Hechos de los Apóstoles indican igualmente que los saduceos no compartieron la creencia de los fariseos en una resurrección; Pablo empieza un conflicto durante su juicio, alegando que la motivación de sus acusadores fue por su defensa de la doctrina de la resurrección (en un aparte, Hechos 23:8 afirma que “Los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos reconocen los tres”).

Mitraismo


Se denomina mitraismo (en persa: مهرپرستی) a una religión mistérica surgida en la época helenística (probablemente en el siglo II a. C.) en el Mediterráneo oriental, desde donde se difundió en los siglos posteriores a todo el Imperio Romano.
Alcanzó su máxima difusión en los siglos III y IV d. C., época en que se convirtió en una fuerte competidora del cristianismo. Tuvo especial implantación entre los soldados romanos. La práctica del mitraismo, como la de todas las religiones paganas, fue declarada ilegal en el año 391 por el emperador Teodosio.

Orígenes del mitraismo

Mitra es una divinidad indoirania cuyo origen puede remontarse hasta el segundo milenio a.C. Su nombre es mencionado por primera vez en un tratado entre los hititas y los Mitani, firmado hacia 1400 a. C. En la India, figura en los himnos védicos como dios de la luz, asociado a Varuna. Avesta iranios es un dios benéfico, colaborador de Ahura Mazda, y recibe el sobrenombre de "juez de las almas". Es posible que su culto llegase a Occidente desde Irán gracias a la difusión del zoroastrismo, del que sería una especie de herejía. Sin embargo, los estudios actuales del mitraismo tienden a considerar que no puede admitirse una filiación directa entre el Mitra indoiranio y el del mitraismo, al que a veces denominan Mitras o Mithras, usando la forma griega de su nombre para diferenciarle del primero.

Principios del mitraismo

La información existente sobre el mitraismo (bastante fragmentaria) se refiere a su práctica durante el Bajo Imperio Romano. Era una religión mistérica, de tipo iniciático, basada en la transmisión oral y ritual de iniciado a iniciado, y no en un cuerpo de escrituras sagradas, por lo que la documentación escrita concerniente al mitraismo es prácticamente inexistente. El estudio de esta religión se ha basado sobre todo en la iconografía que decoraba los mitreos.

El mitreo

El culto de Mitra se realizaba en templos denominados mitreos (latín mithraeum, pl. mithraea). Estos espacios eran en un principio cavernas naturales, y, más adelante, construcciones artificiales imitándolas, oscuras y carentes de ventanas. Tenían una capacidad limitada; la mayor parte de ellos no podían acoger a más de treinta o cuarenta personas.
En un mitreo típico pueden distinguirse tres partes:
  • La antecámara.
  • El "spelaeum" o "spelunca" (la cueva), alargada sala rectangular decorada con pinturas y dos largas banquetas a lo largo cada una de las paredes para los banquetes sagrados.
  • El santuario, en el extremo de la cueva, en el que estaban el altar y la imagen -en pintura, bajorrelieve o estatua exenta- de Mitra dando muerte al toro, conocida como Mitra Tauróctonos.

Se han encontrado mitreos en muchos de los países que pertenecieron al Imperio Romano. Algunos han sido convertidos en criptas bajo iglesias cristianas. La mayor concentración de mitreos se encuentra en la capital, Roma, pero también se han descubierto en lugares tan distantes entre sí como el norte de Inglaterra y Palestina. Su distribución por la geografía del Imperio está en relación con los cuarteles e instalaciones militares.

Mitología e iconografía

No hay textos sobre el mitraismo escritos por los propios adeptos, por lo que las únicas fuentes para conocer esta religión son las imágenes sagradas encontradas en los mitreos.

  1. Relato mítico
    Según el relato que ha podido reconstruirse a partir de las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios escritos, el dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra generatrix; Mitra es llamado de petra natus). Esto enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa.
    Encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus.
    Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó de que debía realizar el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre. Llegó entonces el perro, que se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente.
  2. Iconografía
    Mitra matando al toro escultura del Museo Británico, perteneciente a la Tauroctonía
    Algunas pinturas muestran a Mitra transportando una roca a su espalda, como Atlas en la mitología griega, o portando una capa cuyo forro interior representa el cielo estrellado. Cerca de un mitreo próximo a la Muralla de Adriano se halló una estatua de bronce de Mitra emergiendo de un anillo zodiacal en forma de huevo, hoy conservada en la Universidad de Newcastle. Una inscripción encontrada en Roma sugiere que Mitra podría identificarse con el dios creador del orfismo, Fanes, quien surgió del huevo cósmico al principio del tiempo, dando existencia al universo. Refuerza esta opinión un bajorrelieve del Museo Estense, en Módena, donde se ve a Fanes surgiendo de un huevo, rodeado de los doce signos del Zodiaco, en una imagen muy similar a la conservada en Newcastle.
    La imagen central del mitraismo es la tauroctonía, o Mitra Tauróctonos, que representa el sacrificio ritual por Mitra del toro sagrado. Esta representación tiene elementos iconográficos fijos: Mitra aparece tocado con un gorro frigio y mira a su víctima con compasión; en muchas representaciones, la cabeza de Mitra al tiempo del sacrificio del toro se gira hacia atrás como si cumpliese la inmolación a disgusto. Inclinado sobre el toro, lo degüella con un cuchillo sacrificial; de la herida del toro mana grano; junto al toro, figuran varios animales: un escorpión, que aprieta con sus pinzas los testículos del toro; una serpiente; un perro, que se alimenta del grano que brota de la herida; y un cuervo. A veces aparecen también un león y una copa. La imagen está flanqueada por dos personajes portadores de antorchas, llamados Cautes y Cautópates en los que se ha apreciado por algunos autores la doble epifanía de Mitra. La escena aparece situada en una especie de cueva, tal vez la representación del propio mitreo, o, según algunas interpretaciones, del cosmos, al estar presentes el sol y la luna.
  3. Interpretaciones
    Franz Cumont, autor de un estudio clásico sobre la religión de Mitra, interpreta esta imagen a la luz de la mitología irania. Vincula la imagen con textos que se refieren al sacrificio de un toro por Ahriman, el dios del mal; de los sangrientos restos del toro nacerían después todos los seres. Según la hipótesis de Cumont, Ahrimán sería después sustituido por Mitra en el relato mítico, y en esta forma habría llegado al Mediterráneo oriental.
    Estatua de Mitra en los Museos Vaticanos
    David Ulansey lanzó una explicación radicalmente diferente de la imagen de Mitra Tauróctonos, basada en el simbolismo astrológico. Según su teoría, la imagen del Tauróctonos es la representación de Mitra como un dios tan poderoso que es capaz de transformar el orden mismo del Universo. El toro sería el símbolo de la constelación de Tauro. En los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el 2000 a. C., el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera. Debido a la precesión de los equinoccios el Sol está en el equinoccio de primavera en una constelación diferente cada 2.160 años, aproximadamente, por lo que pasó a estar en Aries hacia el año 2000 a. C., marcando el final de la era astrológica de Tauro.
    El sacrificio del toro por Mitra simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las imágenes de Mitra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión, el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo, Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador celeste durante la era de Tauro. La hipótesis explicaría también la profusión de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. La precesión de los equinoccios fue descubierta y estudiada por el astrónomo Hiparco de Nicea en el siglo II a. C.
    Otra interpretación considera que el sacrificio del toro representa la liberación de la energía de la Naturaleza. La serpiente, como en el símbolo del Ouroboros, sería una alusión al ciclo de la vida; el perro representaría a la Humanidad, alimentándose simbólicamente del sacrificio, y el escorpión podría ser el símbolo de la victoria de la muerte. Los dos compañeros de Mitra, que portan teas y se llaman Cautes y Cautópates representarían respectivamente la salida y la puesta del sol.
    Para los fieles, el sacrificio del toro tenía sin duda un carácter salvífico, y la participación en los misterios garantizaba la inmortalidad.

Niveles de iniciación

En el mitraismo existían siete niveles de iniciación, que pueden estar relacionados con los siete planetas de la astronomía de la época (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno), en este mismo orden, según la interpretación de Joseph Campbell. La mayoría de los miembros llegaban sólo el cuarto grado (leo), y sólo unos escogidos accedían a los rangos superiores. Los niveles, conocidos gracias a un texto de San Jerónimo que confirman varias inscripciones, eran los siguientes:

  • Corax (cuervo).
  • Cryphius (κρύφιος) (oculto). Otros autores interpretan este rango como Nymphus (esposo).
  • Miles (soldado). Sus atributos eran la corona y la espada.
  • Leo (león). En los rituales presentaban a Mitra las ofrendas de los sacrificios.
  • Perses (persa).
  • Heliodromus (emisario solar). Sus atributos eran la antorcha, el látigo y la corona.
  • Pater (padre). Sus atributos (el gorro frigio, la vara y el anillo) recuerdan a los del obispo cristiano.

En los ritos, los iniciados llevaban máscaras de animales relativas a su nivel de iniciación y se dividían en dos grupos: los servidores, por debajo del grado de leo y los participantes, el resto.

Los rituales

Para la reconstrucción de los rituales mitraicos, se cuenta únicamente con los textos de los Padres de la Iglesia que critican el mitraismo, y de la iconografía encontrada en los mitreos.
Las mujeres estaban excluidas de los misterios de Mitra. En cuanto a los varones, parece que no se requería una edad mínima para ser admitido, e incluso fueron iniciados varios niños. La lengua utilizada en los rituales era el griego, con algunas fórmulas en persa (seguramente incomprensibles para la mayoría de los fieles), aunque progresivamente se fue introduciendo el latín.
El banquete de Mitra en un bajorrelieve que se conserva en el Museo del Louvre
Parece ser que el rito principal de la religión mitraica era un banquete ritual, que pudo tener ciertas similitudes con la eucaristía del cristianismo. Según el comentarista cristiano Justino, los alimentos ofrecidos en el banquete eran pan y agua, pero los hallazgos arqueológicos apuntan a que se trataba de pan y vino, como en el rito cristiano. Esta ceremonia se celebraba en la parte central del mitreo, en la que dos banquetas paralelas ofrecían espacio suficiente para que los fieles pudieran tenderse, según la costumbre romana, para participar del banquete. Los Cuervos (Corax) desempeñaban la función de servidores en las comidas sagradas. El rito incluía también el sacrificio de un toro. También se sacrificaban otros animales.
La estatua de Mitra Tauróctonos desempeñaba sin duda un papel en estos ritos, aunque no está muy claro cuál. En algunos mitreos se han descubierto pedestales giratorios, que permitirían mostrar y ocultar alternativamente la imagen a los fieles.
En algún momento de la evolución del mitraismo, se utilizó también el rito del taurobolium o bautismo de los fieles con la sangre de un toro, practicado también por otras religiones orientales. Conocemos por Tertuliano la severa condena cristianas a estas prácticas.
Otros ritos debieron estar relacionados con las ceremonias de iniciación. Gracias a Tertuliano, se conoce el rito de iniciación del Soldado (Miles): el candidato era "bautizado" (probablemente por inmersión), se le marcaba con un hierro candente y por último se le probaba mediante el "rito de la corona" (se le colocaba la corona en la cabeza, y el neófito debía dejarla caer, proclamando que Mitra era su corona). Posteriormente los iniciados asistían a una muerte ritual y simulada, en la que el oficiante era un pater, posiblemente ligada a la reencarnación como último paso de la ceremonia iniciática. En el grado de Leo, sabemos por Porfirio, que se colocaba miel en la lengua de los recién nacidos y que esta práctica procede del culto iranio en la que la miel representaba la luna. Para los iniciados mayores se vertía la miel sobre las manos y éstos la lamían como señal de comunión. Seguramente, cada nivel de iniciación tendría su propio ritual.

Festividades

El 25 de diciembre (coincidiendo aproximadamente con el solsticio de invierno) se conmemoraba el nacimiento de Mitra. También eran sagrados los días 16 de cada mes. Los adeptos de Mitra santificaban también el domingo, día del Sol.


Historia del Mitraismo

Antes de Roma

En la Persia aqueménida la religión oficial era el zoroastrismo, que postula la existencia de un único dios, Ahura Mazda. Esta divinidad es la única mencionada en las inscripciones que se conservan de la época de Darío el Grande (521-485 a. C.). Sin embargo, se conserva una inscripción, hallada en Susa, de la época de Artajerjes II (404-358 a. C.), en la que se menciona a Mitra junto a Ahura Mazda y a otra deidad llamada Anahita.
Moneda con el rostro de Mitrídates VI del Reino del Ponto, también apodado Eupator
¿Existe vinculación entre este Mitra persa, y sus antecesores indoiranios, y el de la religión mistérica del Imperio Romano? Así lo creyó el iniciador de los estudios sobre la religión mitraica, Franz Cumont, pero en la actualidad la cuestión dista de estar clara.
Un posible indicio de la vinculación entre el Mitra persa y el romano puede encontrarse en los reinos de Partia y el Reino del Ponto, muchos de cuyos reyes llevaron el nombre de Mitrídates, quizá relacionado etimológicamente con Mitra. Por otro lado, en Pérgamo, en Asia Menor, escultores griegos produjeron los primeros bajorrelieves con la imagen de Mitra Tauróctonos. Aunque el culto de Mitra no tuvo apenas difusión en la Hélade, estas imágenes marcan tal vez el camino de Mitra hacia Roma.
La primera referencia en la historiografía grecorromana al culto de Mitra se encuentra en la obra del historiador Plutarco, quien menciona que los piratas de Cilicia celebraban ritos secretos relacionados con Mitra en el año 67 a. C.

El mitraismo en el Alto Imperio Romano

Es probable que los introductores del mitraismo en el Imperio Romano fueran los legionarios que habían servido a Roma en las fronteras orientales del Imperio. Las primeras evidencias materiales del culto de Mitra datan del año 71 o 72 de nuestra era: se trata de unas inscripciones hechas por soldados romanos que procedían de la guarnición de Carnuntum, en la provincia de Panonia Superior, y que probablemente habían estado antes en Oriente, en guerra contra los partos y en los disturbios de Jerusalén.
Hacia el año 80 de nuestra era, el autor romano Estacio menciona la escena de la tauroctonía en su Tebaida (I, 719,720). Plutarco, en su Vida de Pompeyo, deja claro que el culto de Mitra era ya conocido en su época.
A finales del siglo II el mitraismo estaba ampliamente difundido en el ejército romano, así como entre burócratas, mercaderes y hasta entre los esclavos. La mayor parte de las evidencias arqueológicas proceden de las fronteras germanas del Imperio. Pequeños objetos de culto relacionados con Mitra se han encontrado en excavaciones arqueológicas desde Rumania hasta la Muralla de Adriano.

El Mitraismo en el Bajo Imperio

Los emperadores del siglo III fueron en general protectores del mitraismo, porque su estructura fuertemente jerarquizada les servía para reforzar su propio poder. Así, Mitra se convirtió en el símbolo de la autoridad y el triunfo de los emperadores. Desde la época de Cómodo, que se inició en sus misterios, los adeptos del culto procedían de todas las clases sociales.
Numerosos mitreos han sido hallados en las guarniciones de frontera del imperio. En Inglaterra, han sido identificados al menos tres, a lo largo del Muro de Adriano, en Housesteads, Carrawburgh y Rudchester. Restos de otro mitreo han sido descubiertos en Londres. Otros santuarios de Mitra erigidos en esta época se encuentran en la provincia de Dacia (donde se halló en 2003 un mitreo en Alba-Tulia), y en Numidia, en el norte de África.
La mayor concentración de mitreos, sin embargo, se encuentra en la propia Roma, y en la cercana ciudad portuaria de Ostia, con un total de doce templos identificados, aunque posiblemente existieron varios centenares. La importancia del mitraismo en Roma puede juzgarse a partir de los hallazgos: más de 75 piezas escultóricas, un centenar de inscripciones, y ruinas de templos y santuarios por toda la ciudad y sus suburbios. Uno de los mitreos más destacados, que conserva el altar y los bancos de piedra, se construyó originalmente bajo una casa romana (lo que parece haber sido una práctica habitual) y sobrevive en la cripta sobre la que se construyó la Basílica de San Clemente, en Roma.

Difusión y espacio religioso del mitraismo

En el periodo de máximo esplendor, se considera que el mayor número de templos mitraicos en Roma no era superior a cien, y que cada uno de ellos no tenía más que un centenar de fieles, por lo que el volumen de practicantes se reduciría a unos diez mil en la metrópoli, según Windengren. La importancia otorgada al mitraismo en el Imperio romano viene dada por su abierta competencia con el cristinanismo y su condición de religión militar fuertemente implantada en las legiones, más que por el número de adeptos.
Final del mitraismo
A finales del siglo III se produjo un sincretismo entre la religión mitraica y ciertos cultos solares de procedencia oriental, que cristalizaron en la nueva religión del Sol Invictus. Dicha religión fue establecida como oficial en el Imperio en el año 274, por el emperador Aureliano, quien erigió en Roma un espléndido templo dedicado a la nueva divinidad, y creó un cuerpo estatal de sacerdotes para rendirle culto, cuyo máximo dirigente llevaba el título de pontifex solis invicti. Aureliano atribuyó a Sol Invictus o " Sol Yemus" (en alusión al dios semita Yemo, cuyo culto se mezcló con el de Mitra en el siglo VII a.C. como consecuencia de unas guerras entre los nómades semitas del Urartú y los persas indoiranios) sus victorias en Oriente. Este sincretismo, sin embargo, no conllevó la desaparición del mitraismo, que siguió existiendo como culto no oficial. Muchos de los senadores de la época profesaron al tiempo el mitraismo y la religión del Sol Invictus.
Sin embargo, este período marcó el comienzo de la decadencia del mitraismo, a causa de las pérdidas territoriales que el Imperio sufrió como consecuencia de las invasiones de pueblos bárbaros, y que afectaron a territorios fronterizos donde el culto estaba muy arraigado. La competencia del cristianismo, apoyado por Constantino, robó adeptos al mitraismo. Hay que tener en cuenta que el mitraismo excluía a las mujeres, que sí tenían derecho a participar en el culto cristiano. El cristianismo desplazó al mitraismo durante el siglo IV, hasta convertirse en la única religión oficial del Imperio con Teodosio (379-395). Hubo algunos intentos de revitalizar el culto de Mitra por parte de Juliano "el Apóstata" (361-363) y del usurpador Eugenio (392-394), pero no tuvieron demasiado éxito. El mitraismo quedó formalmente prohibido desde el año 391, aunque probablemente su práctica clandestina se mantuvo durante algunas décadas.
El mitraismo sobrevivió aún hasta entrado el siglo V en algunas regiones de los Alpes, y volvió a la vida, tenaz pero efímeramente, en las regiones orientales del Imperio, donde se había originado. Tuvo un importante papel en el desarrollo del maniqueísmo, religión que resultaría otra dura competidora para los cristianos.

Similitudes con Religiones Modernas

Los estudios arqueológicos e históricos recientes han estado mostrando que durante los tiempos pre – cristianos existían en Egipto, regiones del medio oriente y el Mediterráneo varias corrientes religiosas con un núcleo de miembros formando sociedades secretas practicando ritos en los cuales se usaban simbologías basadas en las posiciones de las constelaciones, los planetas, el sol y la luna. Unos enfocados en el sol, otros en algún arreglo de las constelaciones, otros enfocados en planetas, etc. Es también posible que tales sociedades secretas antiguas hayan tenido una raíz común en aquellos que estudiaban y registraban el movimiento de las estrellas. Ellas proporcionaron muchas de las alegorías que todavía se utilizan en las religiones abiertas y cerradas modernas, e incluso en instituciones no religiosas como la Masonería.

Similitudes con el Cristianismo

La influencia del mitraismo en el cristianismo se debió gracias a la Iglesia Católica, la cual adoptó muchas ideas no bíblicas para su religión, como por ejemplo, el 25 de diciembre como fecha de nacimiento del Mesías, aún cuando la Biblia jamás menciona la fecha de nacimiento de Jesucristo.

  • Tras su nacimiento, Mitra fue adorado por pastores.
  • El transitus (viaje de Mitra con el toro sobre los hombros) recuerda al Vía Crucis del relato evangélico.
  • El mitraismo era una religión de salvación: el sacrificio de Mitra tiene como finalidad la redención del género humano.
  • Mitra recibía los apelativos de La Luz, La Verdad y El Buen Pastor.
  • El banquete ritual de los fieles de Mitra tiene similitudes con la eucaristía cristiana.
  • El día sagrado del mitraismo era el domingo.
  • El nacimiento de Mitra se celebraba el 25 de diciembre.
  • Los atributos del pater -máximo nivel de iniciación en el mitraismo- eran el gorro frigio, la vara y el anillo, muy similares a la mitra, el báculo y el anillo de los obispos cristianos.

Mitra (mitología)


Mitra son dos dioses de la Antigüedad (en Persia e India). Mitra era el dios de la luz solar, de origen persa que fue adoptado en el imperio romano. Se conservan diversas esculturas, en su mayor parte del siglo II. Se le representa como un hombre joven, con un gorro frigio, matando con sus manos un toro de cuya sangre fluye vida eterna.


El dios Mitra romano


Estatua del dios solar

Mitra matando al toro, (actualmente en el Museo Británico).
El culto se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas. Era muy popular en ambientes militares. Obligaba a la honestidad, pureza y coraje entre sus adeptos.
Las excavaciones iniciadas en
1857 bajo la iglesia de San Clemente, en Roma, mostraron que estaba construida sobre una iglesia del siglo IV, y esta a su vez sobre un templo dedicado a Mitra. Por los hallazgos arqueológicos se sabe que es una religión de origen persa, adoptada por los romanos en el año 62 a. C., que compitió con el cristianismo hasta el siglo IV.
Algunos relatos describen a Mitra en narraciones que muestran grandes paralelismos con los de los
evangelios, acercando la imagen de este dios frigio con el de Jesús de Nazaret.
De acuerdo a lo que argumentan algunos autores cristianos, los textos más antiguos encontrados acerca del
mitraísmo datan del siglo II, siendo tardíos respecto a los del Nuevo Testamento, por lo que la hipótesis de que los relatos evangélicos fueron copiados de los del mitraísmo no tendría fundamento historiográfico. Sostienen que mientras no se encuentren documentos "mitraístas" más antiguos, los existentes hasta el momento sugieren que el mitraísmo adoptó algunos de los mitos del cristianismo mientras coexistieron. (En el artículo "mitraísmo" se sitúa el origen de esta religión en el segundo milenio antes de Cristo).


El dios Mitra védico

Mitra también es un dios
védico de la India. Según el Bhágavata Puraná es el semidiós que controla el movimiento intestinal. En idioma sánscrito el término mitra significa ‘amigo’.
Mitra es uno de los
Aditiás, los hijos de la diosa Áditi. Según algunas fuentes sus hermanos pueden ser siete u ocho, aunque otras referencias llegan a decir que hasta treinta y uno. Aditya indica su clasificación de dioses solares y/o del cielo. Según el Rig Vedá, Áditi es una deidad femenina, madre de todos los dioses, esposa de Kashiapa e hija de Daksha, un dios menor progenitor del universo. Se dice que ella lo contiene todo, y se le podría considerar como «naturaleza» o «diosa primigenia creadora».
En los
Vedás, Mitra es un dios secundario del sol, siendo mucho más conocido Suria, que sí queda bien definido como el Dios Sol en todas las escrituras en las que se le menciona.
El Mitra védico nunca va solo, sino en compañía de su hermano gemelo
Váruna, según el Rig Vedá, y los dos están incluidos entre los dioses hermanos Aditiás. Mitra está relacionado con los juramentos, las promesas, los contratos, la honestidad, la amistad y los encuentros, así como considerado como el suave sol del alba. No suele tener tanto protagonismo como su "conflictivo" hermano, y por ello suele pasar más desapercibido. A veces se le confunde con Indra, aunque éste es dios del fuego, y bastante más belicoso.
En contraposición, a su hermano
Váruna se le asigna la creación de rayos, tormentas, lluvias, de las aguas, los oceános, los ríos y los bajos mundos o de las profundidades. Incluso se le llega a asignar el papel de Dios de los muertos, y dentro del agua, siempre va acompañado de nagas. También en el Rigveda se menciona su papel de dios lunar o Chandra, posteriormente asignado a Shiva.
El tándem Mitra-Váruna también viene mencionado en los antiguos
Puranás, y no se describe muy bien su procedencia. Todo ello apunta a que pertenecieron al rango de dioses anteriores del período pre-sánscrito, antes de la aparición del hinduismo primitivo. En este hinduismo primitivo y medio, el dios que ocupaba el rango de dios-sol era Suria, en oposición al dios lunar Chandra.
Hay que comentar que en los
Vedas, no hay mucha claridad en la identificación de muchos dioses. La razón es porque con el paso del tiempo fueron cambiando los cultos, donde se mencionan a dioses que ya casi nadie recuerda a excepción de unos pocos estudiantes de las escrituras y algunos brahmanes, todos muy versados. O bien se da el caso de que se cree en otros dioses que no están apenas mencionados en las escrituras sagradas hindúes.
Lo cierto es que Mitra, como su madre
Áditi y el resto de los Aditiás, pueden ser reminiscencias de tiempos muy anteriores al establecimiento del vedismo (religión anterior al hinduismo). O incluso que el propio Suria, del que hay información suficiente como el Dios Sol, puede también haber sido una especie de «adquisición nueva» para asimilar cultos de otras zonas de la India. Actualmente en el culto hindú, los Aditiás ocupan un segundo plano bastante lejano a la práctica real diaria de todo hindú común. Aún así, hay sijs y otros credos y religiones de la India y alrededores, que todavía creen en Suria de alguna manera, dejando huellas de que en su momento de auge fue comparable al culto del Dios-Sol Amón-Ra en Egipto.
Todo ello viene a decir que el dios Mitra védico, como Dios-Sol no tiene en el hinduismo la relevancia que tuvo
Suria. Y aunque el dios-sol Suria tuvo un papel protagonista, fue posteriormente relegado a un segundo plano por otras deidades.
Aun así, todavía hay algunos lugares donde Mitra es invocado, principalmente en juicios y en contratos, para asegurar su cumplimiento, así como la honestidad de los implicados.

LOS FARISEOS


Los fariseos (פרושים perushim, de parash que significa "separar") eran una comunidad judía que existió hasta el segundo siglo de la presente era. El grupo atribuía su inicio al período de la cautividad babilónica (587 a. C. - 536 a. C.). Algunos sitúan su origen durante la dominación persa o los consideraban sucesores de los hasidim (devotos). Se definieron como partido durante la revuelta de los macabeos contra los invasores sirios (167165 a. C.). Fueron coetáneos de saduceos, esenios y zelotes.


DOCTRINA


A diferencia de los saduceos (o zadokitas y otras variantes), los fariseos lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos. Por ello, tras la caída del Templo (Santuario del pueblo Israelita), los fariseos tomaron el control del judaísmo "oficial", y transformaron el culto. El más alto representante del judaísmo era el Sumo Sacerdote, cargo que a la destrucción del templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la sinagoga (בית כנסת, beit knéset, "casa de reunión" en hebreo).
De los antiguos fariseos surgió la línea
rabínica ortodoxa de los doctores de la ley que fue la que redactó los distintos Talmud.


CONFLICTO POLÍTICO-RELIGIOSO


Se opusieron a la política del Sumo Sacerdote Juan Hircano (134-104 a. C.), el cual reinó apoyado por los saduceos. Juan Hircano, hijo de Simón Macabeo, vivía más como un rey pagano que como un sacerdote judío, y los sectores tradicionalistas criticaban la identificación entre la realeza y el sacerdocio, reclamando una separación de ambas funciones. El líder fariseo Eleazar exigió que Juan Hircano renunciara al sumo sacerdocio. El enfrentamiento de los fariseos contra los saduceos se agudizó durante los reinados de los hijos de éste, Aristóbulo I (104-103 a. C.) y Alejandro Janeo (103-76 a. C.) Este último reprimió un levantamiento popular e hizo crucificar a tres mil fariseos.
La viuda de Alejandro Janeo,
Alejandra Salomé reinó del 76 al 67 a. C., rehabilitó a los sacerdotes fariseos y los hizo parte del Sanedrín o senado judío, acrecentando su influencia política y religiosa. La reina nombró a su hijo Hircano II como Sumo Sacerdote, con el apoyo fariseo. El hermano menor de éste, Aristóbulo II se proclamó rey a la muerte de Alejandra y depuso a Hircano II, que buscó refugio entre los nabateos, con cuyo rey Aretas III y con apoyo fariseo sitió Jerusalén en el 65 a. C., pero fue derrotado debido a que los romanos apoyaron a Aristóbulo II.
Gracias a las gestiones de su canciller, el
idumeo Antípatro, Hircano II logró el apoyo del general romano Pompeyo, quien tomó Jerusalén en el 63 a. C., y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antípatro ejercía de hecho como gobernante de Judea. El poder político y religioso de los fariseos se mantuvo así. Muerto Pompeyo, Julio César nombró a Hircano II etnarca de Judea y al hijo de Antipatro, Herodes, como estratega de Galilea.
En el
40 a. C., Antígono Matatías, hijo de Aristóbulo II, con apoyo del Imperio Parto y de los saduceos, tomó el poder, detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes que había huido y el general romano Socio, retomaron Jerusalén en el 37 a. C. Bajo el Imperio romano, Herodes fue rey entre el 37 y el 4 a. C. y contrajo matrimonio con Mariana, hija de Hircano II, a quienes luego ejecutó, provocando la ruptura entre los fariseos y la dinastía herodiana.
En el 4 a. C. el fariseo
Saddoq y Juan el Galileo se levantaron llamando a no pagar impuestos a Roma. El hijo de Herodes, Arquelao y el jefe militar romano Varo reprimieron el levantamiento y dos mil rebeldes fueron crucificados. Se considera que esta revuelta fue el origen de los zelotes, que consideraban que la única forma de quitarse el yugo romano era a través de una revuelta armada, tal como intentaron con fatal resultado. La rebelión acabó con el suicidio colectivo de la asediada Masada (año 73).