domingo, 20 de septiembre de 2009

A mis veintitrés

Veintitrés son los años que llevo encima y son veintitrés los años que mis pies han caminado sobre esta tierra y me han llevado a todos lados; desde los lugares más pobres a los más fichos, de los más bellos parajes a los más horribles y tenebrosos lugares, desde los más perdidos a los más “santos”, sin duda alguna mi kilometraje ya tiene un buen trecho bien recorrido. A los veintitrés que tengo encima he probado todo lo que mi depravado apetito a podido consumir, desde la rica comida criolla hasta la comida china (el chaufón de los fines de semana y especialmente los viernes de noche son prueba de ello), de vez en cuando un poco de la italiana y americana, lo platos regionales son también una exquisitez tales como el rico tacacho, el rocoto relleno, el inchicapi, los juanes, la pachamanca, la rica trucha, y etc., etc., etc., la lista sería muy larga porque de seguro que todavía me falta probar mucho. A los veintitrés he probado de todo y le entrado en todo. En el área académica me he paseado por las grandes corrientes del pensamiento humano desde el marxismo y el comunismo, del capitalismo y las democracias, de Platón y sus dos mundos, de la razón pura de René y la respuesta a ello de Kant, del ateismo al cristianismo. En la economía es donde rompí el ciclo de extremos ya que prefiero ser de la clase intermedia que de los extremos. Los pobres se pierden de un sin fin de oportunidades y muy, pero muy pocas veces pueden obtener lo que quieren. Los ricachones siempre tienen lo que desean, les basta con dar un click, una llamada telefónica, pasa su tarjeta Master Card Dorada, o simplemente decirlo. Pero los que estamos en el medio disfrutamos más de la vida. Obtenemos lo que podemos comprar con nuestro dinero y si no alcanza pues hacemos una chanchita, una pollada, etc., y solucionamos el problema; a los de la clase intermedia lo que nos sobra es la creatividad. No tenemos autos así que chapamos la combi asesina con el churre que grita todas las calles por la que va a pasar y si tú no vas igual te hace un espacio y te hace subir diciendo: te dejo a dos cuadras pe. Sí, nosotros los de la clase media compartimos los virus y las enfermedades que nos transmitimos cuando subimos a la combi, es que somos solidarios. Así que entre ser pobre y ricachón prefiero ser de la clase media.
Siempre mi vida ha estado en los extremos. A mi padre siempre le decía, hablando de mi cabellera, corto o largo nada de intermedio. Esa fue mi excusa para que de vez en cuando usara la cabellara larga. Sí, en definitiva mi vida ha ido de un extremo al otro y jamás me he quedado en un punto intermedio, a excepción de las clases sociales claro está.
Pero cuando terminé el cole tenía que tomar decisiones que trazarían el rumbo de mi vida. Eso es lo duro en esta vida: tomar las decisiones correctas. Me puse a pensar y decidir a que lado de la balanza me iba a colocar. Decidí por ser un chico bueno, al que pueden recurrir en busca de consejo y como mi amiga Lula dice: te buscaré cuando necesite ayuda espiritual. Pos sí, decidí que mi vida iba a ser regida por la Biblia y me metí a estudiar teología. Ahora me encuentro cerca de la graduación y después de largos años de estudio de los complicados conceptos bíblicos, de las lenguas semíticas y las miles de posiciones que hay en cuanto a ciertos puntos controversiales me he dado cuenta que tengo mucho por aprender.
Hoy a terminar de leer un artículo de John Paulien me di cuenta de lo equivocado que estaba. Alguna vez se han sentido frustrados cuando le prometieron a Dios que iban a cambiar y que dejarían todo aquello que los apartaba de él. Pero luego de tan sólo horas, días, semanas y los más resistentes meses, fracasaron y sintieron que le habían fallado una vez más a Dios y sus promesas se quebraron.
Todos nosotros nos enfocamos en los pecados que tenemos y decimos: todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Con el poder de Dios voy a vencer mis pecados. Tan equivocados hemos estado. No se trata de intentar vencer los pecados. En mis veintitrés años caminando sobre la faz de la tierra no he conocido a nadie que haya logrado tal proeza, y en definitiva nadie podrá alguna vez hacer eso.
La cuestión no está en enfocarnos en nuestros pecados sino en Cristo. Y por favor continúen leyendo este post que falta poco.
Lo que realmente nos hace diferentes y nos da la victoria sobre el pecado es el factor Cristo y para ello no tenemos que pedir que él nos ayude a vencer; lo que tenemos que hacer es que él viva en nuestro lugar. Total, él vivió en las mismas condiciones que nosotros y superó todas las tentaciones que el cuernudo ese le puso. Él puede vencer, él y sólo él. Así que seamos más vivos, despertemos y dejemos que él se encargue de todo, es más ya lo hizo lo único que debemos hacer es aceptar todo el esfuerzo que él hizo por nosotros y ya está. Dejemos que su justicia nos cubra y cuando don cachón nos acuse nosotros podamos decir: pos carnal soy pecador y qué, Cristo ya pagó el precio, vete a otro lado que aquí no tienes nada que hacer. Cuando creamos que no merecemos el perdón de Dios, él está más dispuesto a dártelo. No te enfoques en tus pecados ni trates de vencerlos que no podrás, enfócate en Cristo y todo lo que hizo por nosotros y tu vida cambiará.

Focus on Christ